De acuerdo con el organismo, el indicador aumentó a raíz de la depreciación del yen frente al dólar y los mayores costos de importación.
La cotización de los alimentos (excluyendo los frescos) se disparó un 6,8 por ciento, mientras que las facturas de gas y electricidad se encarecieron un 28,9 y 20,1 por ciento respectivamente, precisó el informe.
En cuanto a los recursos energéticos, el precio del queroseno subió 5,5 por ciento y la gasolina disminuyó un punto porcentual (gracias a la influencia de los subsidios gubernamentales).
La inflación se mantuvo al alza por decimoquinto mes consecutivo y superó otra vez el objetivo del dos por ciento fijado por el Banco de Japón (BOJ).
A pesar del resultado aparentemente positivo, la principal institución financiera del país sostiene que los precios suben de forma insostenible en tanto no se corresponde con un aumento salarial o de las ganancias de las empresas.
Debido a esta situación, el BOJ considera que la meta inflacionaria favorable al crecimiento económico sigue pendiente.
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