Maitte Marrero Canda*
Desde mediados de 2022, algunos aspirantes a cargos públicos mostraron sin recato sus intenciones en las redes sociales, el principal vehículo para convencer a la ciudadanía con sus propuestas.
Según el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no pueden hacer campaña anticipada; pero nada prohíbe que aborden en sus perfiles en Twitter, Facebook o Instagram los problemas del país y posibles salidas para intentar ganar seguidores, fundamentalmente entre los jóvenes.
Una de las primeras en aprovechar las ventajas de las distintas plataformas fue la excandidata presidencial Zury Ríos, hija del exdictador Efraín Ríos Montt.
El 8 de mayo último lanzó su primer video titulado “Una nueva historia para Guatemala”, no sin antes generar gran expectativa sobre su vuelta a la política al frente del partido Valor y como cabeza del futuro binomio presidencial.
Desde entonces, mantiene un espacio de diálogo constante con los guatemaltecos de aquí y con los residentes en el extranjero, a quienes les asegura que todo cambiará si ella asume el poder.
Otro viejo conocido, Edmon Mulet, excandidato del partido Humanista y ahora por la nueva agrupación Cabal, también utilizó las publicaciones en un afán de granjearse la simpatía de votantes potenciales.
Aprovechó para atacar a la agrupación en el poder (Vamos) e incluso a “las otras dos candidatas”, en referencia a Zury y Sandra Torres, de quienes asegura que “son los mismo y tienen los días contados”.
Al frente de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Torres compitió por la presidencia en 2015 y 2019 y, en esa última ocasión, llegó hasta la segunda vuelta frente a Alejandro Giammattei, quien finalmente truncó las esperanzas de la ex primera dama.
En tanto, para el alcalde de Mixco, Neto Bran, la red social más fuerte es Facebook, en la cual publica a diario resultados de la gestión con vista a extender su mandato al frente de la comuna.
También mantiene activo su podcast -segunda temporada-, por el cual ya recibió varias advertencias del TSE y hasta una eventual sanción, lo cual le sacaría de la futura contienda.
Guatemala irá a las urnas el 25 de junio de 2023 con las mismas reglas electorales de 2016 porque el Congreso no tuvo interés en aprobar las reformas propuestas para mejorar el proceso, de ahí que el tiempo de campaña volverá a ser muy corto.
A la fecha hay 28 partidos inscritos legalmente, el último fue Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), que dirige el migrante Marcos Antil, una cantidad parecida a la de 2019.
De ellos, 10 son nuevos, el propio VOS, Unión Republicana, Partido Azul, Partido Nosotros, Cabal, Cambio, Partido Popular Guatemalteco, Partido Republicano y Comunidad Elefante.
Hasta el 3 de diciembre, sumaban 835 mil 470 guatemaltecos afiliados con la UNE a la cabeza, seguida de Vamos y el Partido de Avanzada Nacional.
A estos datos hay que agregar unos 24 Comités Cívicos, aunque solo dos tendrían reales posibilidades de constituirse en partidos, a juicio de analistas.
La mayoría de simpatizantes se concentra en la ciudad de Guatemala, Mixco y Villa Nueva. De ellos, el 57 por ciento son mujeres y 43 por ciento hombres.
FUTUROS BINOMIOS PRESIDENCIALES
Seis binomios presidenciales ya fueron proclamados por siete partidos, pues dos correrán en coalición en los décimos comicios desde el establecimiento de la llamada era democrática moderna en 1985.
Todos fue el primero en confirmar el 24 de octubre a sus favoritos al máximo cargo, Ricardo Sagastume y Guillermo “Moy” González, caras conocidas de procesos anteriores.
Sagastume, abogado de profesión, fue el vicepresidenciable del partido en 2019 y quedó en décimo lugar.
Moy González, por su parte, buscó también hace cuatro años el mismo cargo, pero por el partido Productividad y Trabajo, el cual desapareció del mapa político al no lograr el cinco por ciento de votos exigidos.
Le siguió la reunión nacional de Azul, el 4 de diciembre, con Isaac Farchi y Mauricio Zaldaña como fórmula.
De estreno en la venidera contienda, la agrupación aparece en el séptimo lugar con 30 mil 474 afiliados, una cifra que puede cambiar de aquí al 20 de enero.
Sin embargo, Farchi no es una cara nueva, pues fue diputado del Congreso y miembro del comité político de la comunidad judía. En su hoja de vida destaca su responsabilidad como CEO de la empresa Israel Health Services.
También fue candidato presidencial de Visión con Valores en el 2019, cuando obtuvo solo cinco por ciento en la intención de voto.
Le siguió el día 10 de diciembre el partido Humanista de Guatemala, que proclamó como binomio a Rudio Lecsan Mérida y Rubén Darío Rosales en Asamblea Nacional Extraordinaria.
Lecsan es el secretario general de la agrupación, registrada ante el TSE en 2017 y estas serán sus segundas elecciones.
En 2019 lo hizo con Edmond Mulet y obtuvo el tercer lugar con 11,2 por ciento de votos y seis diputaciones en el Congreso.
El 11 de diciembre lo hicieron en cascada Podemos, Cabal, Valor y Unionista, estos últimos en coalición, nada sorpresivo, pues ya habían mostrado sus intenciones.
Podemos eligió como binomio presidencial a Roberto Arzú y David Pinera, el primero con experiencia en la contienda de 2019 por las organizaciones Partido de Avanzada Nacional y Podemos, que entonces unieron fuerzas.
La participación de Arzú se mantiene bajo cuestionamiento por el TSE, ya que fue inhabilitado de participar en los comicios por campaña anticipada, pero el político presentó en noviembre último un amparo para anular dicha resolución y está a la espera de respuesta.
En el caso de Cabal -también nuevo-, la asamblea general designó a Mulet como su apuesta a dirigir las riendas del país en unión de Maximiliano Santa Cruz.
Por último, Valor y Unionista confirmaron su coalición con Zury Ríos y Héctor Cifuentes
La candidata más controvertida sigue siendo Ríos, pues en 2013 obtuvo su inscripción y logró 288 mil papeletas; pero en 2019 fue vetada, después de varias batallas legales, por ser hija de un exdictador, como establece la Constitución.
Ahora, con el respaldo reciente de una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se le ve bastante segura de que pasará la prueba de la inscripción en este cuarto intento.
Y entre las más persistentes está, sin duda, Torres, quien se espera compita por tercera ocasión, luego de resolver todos sus problemas ante la justicia por acusaciones de financiamiento electoral ilícito.
Tanto en 2015 como en 2019 pasó a segunda vuelta, pero fue desbancada por Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, respectivamente.
Antes de finalizar 2022, es muy probable que se sume el Movimiento para Liberación de los Pueblos, cuya asamblea está programada para el 28 de diciembre.
Hasta el 20 de enero, la harán la UNE y los partidos de Integración, Popular Nosotros, Republicano y Victoria, y le seguirían Movimiento Semilla, Compromiso, Renovación y Orden, Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y Prosperidad Ciudadana.
Para febrero quedarían Winaq, Frente de Convergencia Nacional Nación y Elefante, en tanto otros cuatro tienen pendiente confirmar fecha.
Solo queda esperar a 2023, cuando el listado se pueda ampliar o reducir no solo por las exiguas posibilidades de algunos, sino también por el temor fundado de que el TSE impida la participación de determinados candidatos de la oposición, incapaz hasta ahora de ampliar alianzas con vista a las urnas.
Sucedió en 2019 y desde ahora el escenario se vislumbra más polarizado porque la consulta emerge detrás de tormentosos procesos en la Corte de Constitucionalidad, el Ministerio Público, la Procuraduría de Derechos Humanos y la elección del nuevo jefe de la Contraloría General de la República, órgano que entrega las certificaciones finales a los aspirantes.
Todos tendrán que pasar necesariamente por ese primer filtro y el del TSE, otrora con buen nombre, en un contexto de regresión en derechos humanos y libertad de expresión.
rmh/mmc
*Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala