La iniciativa tiene como objetivo hacer que las ofertas de atención médica de la ciudad sean más inclusivas para las mujeres y las niñas, según el alcalde de la urbe, Eric Adams.
«Durante demasiado tiempo, la salud y la atención médica se han centrado en los hombres. Si los hombres tuvieran períodos, pruebas de Papanicolaou y menopausia, tendrían vacaciones pagadas. Y si los hombres pudieran quedar embarazados, no veríamos al Congreso tratando de aprobar leyes que restrinjan aborto», dijo el demócrata.
Los medicamentos abortivos, considerados una forma segura y eficaz de interrumpir un embarazo en mujeres que tienen hasta 10 semanas de gravidez, son dos píldoras diferentes que se toman en sucesión: mifepristona y misoprostol.
La mifepristona es un fármaco recetado aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para inducir un aborto y debe ser seguido por el misoprostol.
La ley federal no prohíbe el uso de ambas píldoras, mientras la FDA determinó que son seguros y efectivos para interrumpir un embarazo temprano.
Un cambio reciente en la regla de la FDA permite a las farmacias minoristas de Estados Unidos, por primera vez, ofrecer píldoras abortivas directamente a los pacientes con receta, suspendiendo un requisito de larga data de que los médicos o las clínicas dispensan las píldoras en persona.
El Departamento de Justicia también dio luz verde recientemente al Servicio Postal para entregar medicamentos abortivos recetados incluso en estados con acceso restringido al aborto.
En junio pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos realizó su intervención más dramática en décadas al anular la sentencia Roe contra Wade de 1973, que legalizó entonces el derecho constitucional al aborto.
Para no pocos analistas, el fallo fue un giro hacia el conservadurismo extremo, cuyas implicaciones políticas, sociales y económicas impactan sobre millones de personas en este país.
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