El parte oficial evidencia que las tropas leales a Haftar, autoproclamado líder libio desde hace semanas y jefe del llamado Ejército Nacional Libio (ENL), recuperan la iniciativa en las operaciones, perdida semanas atrás cuando las fuerzas del GAN le arrebataron varias posiciones y disminuyeron la presión sobre esta capital.
Más temprano, el portavoz de Haftar anunció la recaptura de la ciudad de Al Asaba, a unos 100 kilómetros al sudoeste de esta capital, perdida días atrás durante una contraofensiva de las fuerzas del GAN con apoyo logístico y especialistas castrenses de Turquía.
El incremento de las acciones bélicas indica que ninguna de las partes que apoyan a los contrincantes está en disposición de abandonar sus objetivos: lograr la destrucción de sus contrincantes.
Desde hace más de seis años Libia está desgarrada entre dos gobiernos rivales, uno en esta capital, sustentado por Turquía y Qatar, y otro en el este del país, apoyado por Egipto y Emiratos Arabes Unidos.
Turquía y Qatar tienen nexos con la Hermandad Musulmana (HM), cofradía a la que Haftar califica de “escoria islamista” y a la que ha jurado desalojar de Libia; Egipto, donde nació esa entidad en los años 20 del pasado siglo, la considera su enemiga y la incluye en la lista de organizaciones terroristas.
El actual presidente egipcio, Abdel Fattah El Sissi, fue el arquitecto de la deposición del exmandatario Mohammed Morsi, un miembro del ejecutivo de la HM, quien falleció de un ataque cardíaco durante uno de los varios juicios que se le seguían.
Aunque en menor grado, Emiratos Arabes Unidos considera a la HM una amenaza a su estabilidad interna, al igual que Arabia Saudita.
Libia, alguna vez el país con mayor índice de desarrollo humano en Africa descendió al infierno tras la agresión militar de la OTAN que en 2011 derrocó al gobierno constitucional, propició el asesinato del líder Muamar Ghadafi y favoreció la fragmentación del país entre milicias armadas.
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