“Escribo para solicitar conformación sobre informes inquietantes de que el Servicio Secreto estuvo involucrado y pudo haber dirigido el uso de gases lacrimógenos y balas de goma contra manifestantes pacíficos fuera de la Casa Blanca con el fin de facilitar la oportunidad de tomar fotografías para el presidente Donald Trump”.
Así comienza la misiva escrita por Connolly y dirigida al director del Servicio Secreto, James Murray, que ya replican medios nacionales como el diario The Washington Post.
El congresista dijo que los manifestantes en el Parque Lafayette, al norte de la Casa Blanca, fueron expulsados, aparentemente para despejar el camino de Trump hacia la iglesia de San Juan, en la cual se tomó una foto con una Biblia en mano.
Nicole Roussell, una periodista de Sputnik, aseguró que la policía la echó fuera mientras cubría las protestas a pesar de decir repetidamente que era miembro de la prensa.
Cuando dijo que era periodista, los agentes dispararon una granada de aguijón, lo que le causó ‘tres ronchas muy dolorosas’ en la cadera y el muslo, comentó Russell.
Las protestas se realizan en Washington y en numerosas ciudades de Estados Unidos después de la muerte del afroamericano George Floyd en Minneapolis, Minnesota, el 25 de mayo, luego de que un oficial blanco se arrodilló sobre su cuello por varios minutos.
La muerte de Floyd ha reavivado las tensiones raciales en un país políticamente dividido que ha sido golpeado fuertemente por la pandemia de coronavirus.
Los afroamericanos representan un número desproporcionadamente alto de casos, según las estadísticas.
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