Morales, refugiado en Argentina tras su dimisión producto de un golpe de Estado en noviembre de 2019, recordó en la red social Twitter que esos grupos poblacionales fueron tradicionalmente marginados de la toma de decisiones y vilipendiados a causa de su origen.
Destacó que esos pueblos nucleados en torno al Movimiento al Socialismo (MAS) quieren ser proscritos por la oposición política y así ser eliminados de la carrera electoral, donde, según los sondeos, sus candidatos figuran como favoritos.
La reflexión de Morales responde a los reiterados intentos de las alianzas y partidos por inhabilitar al MAS y sus representantes de cara a las elecciones generales previstas el 6 de septiembre.
El más reciente busca retirar la personería jurídica a esa fuerza política y dejar fuera de las boletas a su aspirante a la presidencia, Luis Arce, bajo el pretexto de que reveló resultados de una encuesta.
La maniobra es avalada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ente presidido por Salvador Mesa, figura abiertamente hostil hacia el MAS.
Morales agregó a ese escenario las presiones del gobierno de facto encabezado por Jeanine Áñez, también candidata, que amenazó con la cárcel a miembros del TSE sino colaboraban en el intento de inhabilitar políticamente al movimiento indígena.
El exmandatario enfatizó en que el MAS es el movimiento político más grande de la historia de Bolivia y que “proscribir a la mayoría es proscribir a la democracia”.
Recientes encuestas ubican a Arce como claro favorito para vencer en las urnas, incluso en primera vuelta al mostrar un respaldo superior a 40 puntos porcentuales en la intención de votos y una ventaja mayor el 10 por ciento sobre su más cercano rival.
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