En un reconocimiento a los ideales de quien falleció con apenas 42 años de edad, a 12 meses de su partida física, quienes colmaban el café literario iniciaron la velada con las notas del himno del proletariado mundial, La Internacional.
“Con su foto y esos candiles encendidos aquí están nuestras convicciones, nuestras energías, el deseo de cambiar la sociedad y lograr un mundo mejor, como Raúl (1979-2022) quería”, afirmó Pablo Groux, director de Naira Wiri (Punta de Lanza en quechua).
El también exministro de Culturas (2009-2010) y (2012-2015) explicó al dar la bienvenida a los asistentes que Cabo del Año es un ritual de los sectores populares de Bolivia en que los dolientes “se despojan del luto, del color negro, retoman los colores vivos y la wiphala para entregarse nuevamente a la vida”.
Una mesa ritual con la foto de Soruco, a quien sus compañeros llamaban cariñosamente “el Palestino” por su solidaridad militante con ese pueblo, quedó instalada mientras con la zampoña el virtuoso maestro Carlos Ponce ejecutaba una solemne melodía.
Viviana del Carpio, madre del homenajeado, describió la férrea disciplina de su hijo en el estudio del socialismo científico a partir de las obras de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin, y su aplicación práctica en la lucha social, en la cual se convirtió en un ferviente defensor del Proceso de Cambio, iniciado con el expresidente Evo Morales.
“En nuestro hogar nació su formación política-ideológica, y ahora veo con orgullo que me sobrepasó por su fidelidad y firmeza a las ideas revolucionarias”, sostuvo.
Carpio destacó la admiración de Soruco por la Revolución cubana, su líder histórico, Fidel Castro; los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como por los presidentes Evo Morales, Luiz Inácio Lula Da Silva, Rafael Correa y Evo Morales.
En las diversas intervenciones con testimonios de sus correligionarios en la lucha y en la vida social, resaltó su destacado papel como integrante del movimiento “90 Años de Fidel”, que unió a muchas organizaciones sociales en el objetivo de la solidaridad con Cuba y en la lucha contra el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.
Desde el punto de vista humano, sobresalió su preocupación por la protección de los animales y su espíritu solidario hacia los ancianos, los niños y los sectores más vulnerables de la sociedad.
La convicción que Soruco hizo suya a partir de la canción El Necio, del cubano Silvio Rodríguez, quedó reafirmada en la interpretación del trovador boliviano Álvaro Flores, a quien se unió en viarios temas el maestro Ponce.
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