En su condición de funcionaria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la especialista Fanceni Balde abordó el tema mediante un artículo publicado este viernes en la sección de opinión del diario Jornal de Angola.
La región sureña del país enfrenta uno de los peores choques climáticos de los últimos años; los períodos de sequía prolongada devastaron las condiciones de vida de la población, especialmente en algunas zonas de las provincias de Huíla, Cunene y Namibe, sopesó.
Muchas personas, argumentó, sufrieron un deterioro en sus medios de subsistencia e ingresos debido a la mala cosecha y la limitada disponibilidad de alimentos durante los períodos críticos.
Informes del gobierno reconocieron la existencia en 2019 de alrededor de 1,6 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria en las 488 comunas más afectadas por la sequía, recordó.
Numerosas familias vulnerables, apuntó, continúan usando agua sin tratar, ‘muchas veces recurren a la búsqueda de agua en lagos, donde los animales beben y defecan’.
Los niños menores de cinco años son los que más sufren, teniendo en cuenta el incremento de la desnutrición crónica en las provincias de Cunene, Namibe y en algunas partes de Huila, expuso la funcionaria.
Según precisó, una encuesta nutricional del gobierno, realizada en diciembre de 2019 en los 10 municipios más afectados por la sequía en Huíla y Cunene, reveló que el 13,6 por ciento (59 mil 320 niños) y el 12,9 por ciento (59 mil 300), respectivamente, padecía de desnutrición aguda.
Resultados del estudio también indicaron la presencia de desnutrición aguda grave con datos del tres por ciento en Huila y del 1,7 por ciento en Cunene, detalló.
Las cifras más alarmantes, opinó, se registraron entre los niños menores de cinco años de edad: la prevalencia de la desnutrición crónica fue de 49,9 por ciento en Huíla y de 37,2 por ciento en Cunene.
Otro elemento a tener en cuenta son las dificultades para acceder a la atención médica en el contexto de la pandemia de la Covid-19, advirtió.
Al decir de Fanceni Balde, la Unicef redobla sus esfuerzos para ayudar al estado angoleño y recibe el apoyo de socios externos como la agencia Usaid de los Estados Unidos.
En opinión de la funcionaria, resulta fundamental proteger los medios de vida, mejorar la agricultura, fortalecer el sistema de salud y garantizar un medio ambiente sano con acceso a fuentes de agua potable.
La conjugación de esos elementos, resumió, son la clave para garantizar que las familias vulnerables sean más resilientes y las comunidades puedan superar la amenaza de la desnutrición.
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