El CTP es el partido en el gobierno de la mano del mandatario nigeriano saliente, Muhammadu Buhari; su constrincante electoral más peligroso, Atiku Abubakar, del Partido Democrático Popular (PDP), obtuvo seis millones 984 mil 520 votos, lejos de los ocho millones 794 mil 726 de Tinubu.
El tercer favorito de los 18 aspirantes presidenciales registrados para las elecciones del sábado pasado, Peter Obi, del Partido Laborista (PL), registró seis millones 101 mil 533, resultado más que satisfactorio, cuenta habida que puede considerársele un recién llegado a la política nigeriana.
La proclamación de Tinubu como vencedor, sin embargo, no transcurrió de forma plácida ya que desde el inicio del conteo de las boletas delegados del PDP denunciaron inconsistencias en la transmisión de los datos del sufragio a través de internet y manejos turbios en varios centros de votación.
Las reclamaciones cayeron en oídos sordos ya que el presidente de la Comisión Electoral Independiente, Mahmood Yakubu, aseguró que la votación transcurrió acorde con la legalidad y los lapsos registrados en el conteo de las boletas fueron escasos.
De su lado, el triunfador agradeció a los nigerianos su participación en los comicios en los cuales fueron elegidos además los miembros del parlamento bicameral, exhortó a sus contrincantes a la “conciliación en aras de una gobernanza inclusiva” y los emplazó a llevar sus quejas a los tribunales.
Para el flamante mandatario electo las denuncias de su contrincante son el menor de los problemas que tendrá que encarar tan pronto ocupe el sillón ejecutiv:tiene otros tan grandes como su país, el más poblado de África y sexto mayor del planeta en extensión territorial.
Insurgencia islamista en el noreste, inflación galopante, corrupción administrativa, separatismo en el sur, proliferación de pandillas que atacan poblaciones inermes en el norte y el centro, conflictos étnicos y territoriales en el norte, son temas que debe encarar si desea grabar su impronta.
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