Y es que la criatura mitológica -conocida aquí como long- ocupa un lugar muy importante para el pueblo del gigante asiático y desde tiempos inmemoriales su impacto en la cultura fue de un gran alcance, al punto de que los habitantes del país se consideran sus descendientes.
Tal argumento se basa en la antigua historia de Yandi, un legendario líder tribal que se dice nació por la telepatía de su madre con un poderoso dragón y quien con la ayuda del ser imaginario, abrió el preludio de la civilización china.
Como muchas tradiciones en China, el origen de los dragones es incierto y lo rodean un sinfín de mitos transmitidos desde épocas tan lejanas como el principio de su civilización hace más de cinco mil años.
En algunos relatos surgió a partir de una serpiente o de Nüwa, la diosa con cola de serpiente y torso humano; mientras otros lo relacionan con la integración de los tótems de varias tribus, que se fundieron en uno solo.
De hecho, los longs chinos tienen partes de nueve animales: boca grande como un toro, cola de serpiente, hocico de perro, bigotes como un pez gato, cuernos de ciervo, ojos de langosta, melena de león, escamas de un pez y garras de águila.
A diferencia del dragón occidental, aquí es un ser bondadoso y sabio, hace prosperar las cosechas, vive tanto en los mares, los ríos u otro espacio acuático, solo puede volar gracias a su magia y tiene que ver con la masculinidad.
En la antigüedad, en cada aldea de China había templos construidos en su honor, el pueblo lo adoraba y realizaba ofrendas en temporadas de sequía o inundaciones, pues creía en su poder para atraer la lluvia, crear nuevos torrentes y controlar la fuerza de las aguas.
Además, lo relacionó con el número nueve y en la mitología hay igual número de longs distintos: Tianlong, Shenlong, Fucanglong, Dilong, Yinglong, Jiaolong, Panlong, Huanglong y Long Wang.
EL LEGADO SIGUE VIVO
Históricamente, los dragones en esta parte del mundo siempre fueron símbolos con una variedad de significados en su mayoría positivos, y conocerlos ayuda a una mejor comprensión de la cultura tradicional china.
Sus imágenes adornaron cerámicas, ropa y todo tipo de objetos para atraer la buena fortuna, la grandeza y la sabiduría, además de ser un elemento recurrente de la literatura, el arte, los festivales, la astrología, los nombres y las expresiones idiomáticas.
Cuentan que por ser tan venerado, los emperadores de las dinastías Han y Qin lo tomaron como emblema imperial e incluso prohibieron que las demás personas lo portaran ya sea en atuendos o utensilios.
Pero en la actualidad, los dragones chinos siguen presentes y lo mismo todavía pueden verse en los deportes, que en vestuarios, libros, películas y principalmente, en la entrada de hogares y negocios.
A lo largo del país hay establecimientos comerciales con dos estatuas de esas criaturas apostadas en las puertas y muchas veces les colocan lazos rojos en busca de la prosperidad y el éxito empresarial.
Una de las costumbres del Año Nuevo Lunar o Fiesta de la Primavera es que las plazas, ferias y reapertura de los negocios tras los feriados, incluyan danzas de dragón, con la idea de iniciar el ciclo del calendario con el pie derecho.
Otro evento donde se le rinde honores es en el Festival del Bote del Dragón, que entremezcla la cultura con el deporte porque su esencia son las competencias en embarcaciones con la forma de la criatura.
Tampoco puede dejar de mencionarse el horóscopo chino, donde ocupa la quinta posición y es el único animal ficticio de los 12 que integran ese sistema astrológico.
La creencia indica que los nacidos en el Año del Dragón son superiores a los de los restantes signos; se representan por su ambición, dominio, vitalidad, fuerza, así como su lado apasionado en cuanto hacen.
Todavía muchos prefieren ese período como el ideal para tener hijos y ruegan a los longs por una buena fertilidad, traer al mundo niños fuertes y sanos, y además protegerlos.
La próxima regencia del Dragón será durante 2024 y se espera sea una etapa donde continúe o incremente la buena fortuna, la prosperidad y longevidad que debe dejar en este 2023 el Conejo, otro animal popular del zodiaco chino porque se le considera el más auspicioso de todos.
Igualmente, quizás sea el año donde haya un boom de nacimientos por ser el más apreciado en las familias de esta cultura para tener bebés con las características de la criatura mítica.
Si bajo el influjo de ese prodigio imaginario en 2024 se cumple tal augurio, entonces el país más poblado del mundo podría comenzar a revertir la peligrosa caída en las tasas de natalidad que experimenta desde la década pasada.
arb/ymr