En conferencia de prensa, la mandataria dijo que el Gobierno enviará un convoy con ayuda humanitaria para la población de Puno, uno de los territorios peruanos que vive la paradoja de tener en su suelo grandes riquezas y ser una de las más pobres del país.
Indicó que el convoy llevará a Puno productos básicos que, según precisó, escasean allí, así como 94 toneladas de material educativo para el año escolar que comienza la semana próxima.
“Mi Gobierno ha decidido atender en primer lugar las necesidades más urgentes de Puno y la próxima semana partirá un convoy humanitario trasladando bienes y servicios para la continuidad de servicios públicos y actividades productivas”, expresó sin dar precisiones sobre el envío.
Sobre la carencia de agua potable en la región, anunció el envío de depósitos para almacenar el líquido y aseguró que ese tipo de medidas son las que el Gobierno ofrece, mas sigue sin aceptar un diálogo sobre los reclamos políticos puneños.
Tales demandas incluyen el retiro de Boluarte, la convocatoria a elecciones adelantadas y un referendo sobre una asamblea constituyente, ante las cuales la mandataria solo llamó a cesar las protestas.
El exparlamentario socialista por Puno, Alberto Quintanilla, dijo que los anuncios de este viernes no afectarán la lucha de su pueblo y añadió que la presidenta debe pedir perdón por las 60 muertes durante las protestas y renunciar para precipitar las nuevas elecciones.
Señaló que los puneños están indignados por declaraciones ofensivas de Boluarte, que los menosprecia, como decir que “Puno no es el Perú”, sostener que el líder indígena boliviano Evo Morales está detrás de las protestas y que las mismas son financiadas por la minería ilegal y el narcotráfico.
Ese territorio mantiene desde hace casi dos meses bloqueos de carreteras y una huega general, en parte flexibilizada. Esta semana comenzaron a llegar grupos de indígenas puneños a protestar en Lima contra la presidenta y sufrieron represión.
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