A través de un comunicado, el gremio expresó que tales acciones no tomaron en cuenta los axiomas del negocio bancario, pues las instituciones no imprimen divisas.
En este sentido, el colectivo aclaró que los bancos toman el dinero del depositante para prestárselo a quien lo necesite y su devolución incluye un interés.
La Asociación denunció el aumento de las represalias judiciales, el embargue de los activos de los bancos, sin mencionar las medidas injustas contra los encargados de ellos, que se refleja negativamente dentro y fuera de las personas en primer lugar.
En respuesta, los depositantes confirmaron la profundidad de la quiebra de los argumentos lógicos y legales de los propietarios de los bancos, quienes destruyeron la confianza de los ciudadanos.
Mediante un comunicado, rechazaron la postura del gremio bancario de hacer cumplir a los deudores sus pagos como una excusa muy tardía, después de contrabandear la mayor parte del dinero y no actuar ante el tipo de cambio oficial.
También expresaron que el gremio bancario tomó como pretexto la plena responsabilidad del Estado sin “desafiarlo” de manera seria hasta el momento, salvo su pretendido reclamo de exigir la corrección del defecto en la tasa, tras décadas en mil 500 libras por un dólar estadounidense.
Los depositantes rechazaron totalmente la medida del paro, por ser destructiva para la economía nacional y los derechos del pueblo en particular.
En medio de este escenario, la libra libanesa alcanzó ayer el cambio de 92 mil por cada dólar y va camino a rozar en los próximos días la tarifa de 100 mil, de acuerdo con expertos.
Al mismo tiempo de su ascenso en las casas de cambio, el Banco Central incrementó en su plataforma Sayrafa las operaciones a razón de 73 mil 100 libras por dólar, luego de pasar el jueves de 70 mil a 72 mil 200.
Cifras del Banco Mundial indicaron que Líbano ocupa el tercer lugar a nivel global y constituye el primer país árabe en la inflación de los precios de los alimentos.
Por su parte, informes de entidades de Naciones Unidas sitúan al 80 por ciento de su población por debajo del umbral de la pobreza.
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