“Resulta fundamental porque es el primer texto que compila la mirada de distintas áreas de las artes, incluidas las audiovisuales y la fotografía, para brindar el testimonio de gente que entrevistó a testigos o estuvo en el lugar de los hechos en que ocurrieron esos crímenes”, afirmó en entrevista a Prensa Latina.
La también comunicadora y activa feminista dijo a esta agencia de noticias que la obra es el resultado de la Sexta Convocatoria Letras e Imágenes de Nuevo Tiempo realizada por el Fondo Cultural del Banco Central de Bolivia (BCB) y de una selección rigurosa de un jurado de creadores ajenos a esta institución.
Bejerano insistió en que son creaciones artísticas a partir de la realidad de lo ocurrido en Bolivia en noviembre de 2019 tras el golpe de Estado del 10 de noviembre y la firma por Jeanine Áñez y su gabinete de facto del Decreto Supremo 4078, que exoneró de responsabilidad penal a policías y militares por los excesos en la represión contra quienes reclamaban el retorno de la democracia.
Subrayó que, por tanto, el volumen es un documento muy valioso porque se constituye en instrumento de consolidación de la memoria histórica.
“Sin ese elemento las sociedades no pueden reconstruirse y el tejido social no se puede sanar”, reflexionó al recordar que Bolivia vivió otra masacre en El Alto en 2003, la cual no encontró nunca justicia hasta el presente.
En octubre de ese año, la población alteña se sublevó masivamente contra los planes del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, que pretendía exportar gas a los Estados Unidos por puertos chilenos, mientras que la población carecía de ese recurso.
La protesta consistió en un bloqueo de caminos que impidió el traslado del carburante desde El Alto hacia La Paz, y esa acción desembocó en una intervención militar contra los movilizados, con saldo de cerca de 70 muertos y 400 heridos, ametrallados desde helicópteros y por tierra.
Tras esa matanza, Sánchez de Lozada y su ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín, huyeron hacia Estados Unidos, donde permanecen a resguardo de las autoridades de ese país bajo la fachada de “perseguidos y exiliados políticos”.
Sánchez Berzaín, incluso, preside en Miami el Instituto Interamericano por la Democracia, financiado por agencias del Gobierno estadounidense.
Bejerano declaró a Prensa Latina que los mismos pretextos justificativos de los criminales de 2003 estuvieron presentes en 2019 en quienes ordenaron la matanza de Senkata: “quieren explotar la planta de gas”, “son salvajes”, “quieren matar a la población de La Paz”; “no quieren dejar salir hacia la urbe paceña el hidrocarburo” y “se mataron entre ellos”.
“Entonces creo que es bueno registrar todos estos hechos, teniendo en cuenta que en su momento, salvo alguna prensa internacional y alguna independiente de muy poco alcance, los medios hegemónicos corporativos masivamente silenciaron estas masacres.”
Bejerano concluyó que el libro Sacaba y Senkata: Noviembre en la Memoria viene a cubrir ese vacío.
La obra deviene apuesta artística, cultural y también institucional para lograr que escritoras y escritores, artistas, cientistas sociales, investigadores e integrantes de movimientos populares se sumerjan en el mundo de las letras y las imágenes.
Y que lo hagan con el objetivo de arrojar luz sobre delitos calificados de “masacres” por el Grupo Internacional de Expertos Independientes, que investigó esos acontecimientos.
El resultado es una serie de extraordinarios ensayos, cuentos, poesías, obras dramatúrgicas, apasionadas fotografías testimoniales y artísticas, así como productos comunicativos audiovisuales con un punto de vista profundamente reflexivo y crítico.
De esa forma, el arte reafirma su fuerza de cambiar el mundo al cuestionar la impunidad, la violencia y la complicidad al mirar de frente una realidad solapada por quienes pretendieron imponer por la fuerza en Bolivia la deshumanización de las políticas neoliberales.
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