En un comunicado oficial, Pyongyang detalló que a partir del pasado 20 de marzo Washington y Seúl reiniciaron el ejercicio conjunto de desembarco de gran envergadura «Sangryong», suspendido desde 2018.
El Sangryong, que llevaba un lustro interrumpido, persigue como principal objetivo la toma de Pyongyang; a los entrenamientos se incorporó el buque anfibio de asalto Makin Island de las fuerzas navales norteamericanas.
Esa unidad es reconocida como portaaviones ligero capaz de cargar 20 cazas Stealth F-35B y decenas de buques, además de más de 70 cazas de diferentes rangos, 50 carros blindados de ataque para el desembarco y más de 10 mil efectivos, advierte la nota.
De acuerdo con el texto, también están presentes en la región el portaaviones nuclear Nimitz de la 11 división de asalto, y los destructores Aegis Wayne E. Meyer y Decatur, los cuales desplegaron la víspera un ejercicio naval en las inmediaciones al sur de la isla Jeju; y para hoy tienen programado otro simulacro bélico en el Puerto de Pusan.
La RPDC señaló que esos entrenamientos coordinados demuestran que la opción de Estados Unidos ya no se limita a una operación militar, sino se ha extendido a una nueva etapa de ejecución.
Todos los entrenamientos militares de los enemigos con carácter demostrativo insinúan claramente que éstos son intolerables acciones para el ataque preventivo que se realizan considerando como un hecho consumado la guerra de agresión contra la RPDC, que pone en riesgo a la península coreana y a todo el nordeste asiático.
La delicada situación actual se debe enteramente a Washington y sus satélites deseosos de aplastar a toda costa a la RPDC por vía militar, por lo que es incuestionable la preparación de la fuerza física capaz de frenar tal intento, lo cual corresponde a nuestro derecho a la autodefensa.
Es natural que las fuerzas armadas nucleares de la RPDC procedan a cumplir su misión ante la situación severa actual en que se ven amenazadas la soberanía y la seguridad del Estado, concluye la nota.
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