Al presidir el Consejo Nacional para la Coordinación de la Participación Pública en la Construcción del dique (GERD, por sus siglas en inglés), Mekonnen reveló que recolectaron 18 mil millones de birr (más de 333 millones de dólares) de varias maneras desde la colocación de la primera piedra hace 12 años.
“Esto demuestra lo capaces que somos los etíopes cuando estamos unidos”, enfatizó el también ministro de Relaciones Exteriores.
Pidió a todos los etíopes que participen en el desarrollo integrado de cuencas hidrográficas, además de continuar apoyando la construcción de la GERD hasta el final.
Reiteró que la Gran Presa es un proyecto que beneficiará a todos los países ribereños y la voluntad de continuar las conversaciones tripartitas iniciadas en África.
El jefe de la diplomacia etíope subrayó que no es aceptable un enfoque retrógrado que beneficie a un solo partido.
Etiopía, Egipto y Sudán firmaron el 23 de marzo de 2015 el Acuerdo sobre la Declaración de Principios sobre la GERD que reconoce el derecho de Addis Abeba a construir el proyecto hidráulico y le exige compartir la energía, mantener el consumo destinado a regadío y no afectar la economía, el caudal del Nilo y la seguridad alimentaria de sus vecinos.
Ante la preocupación por sus reservas de agua desde 2011, cuando iniciaron las labores constructivas del dique, El Cairo y Jartum condenaron el estreno del generador sin un acuerdo trilateral y lo consideraron violatorio de esa declaración.
Similar actitud ocurrió a las fases de llenado durante las estaciones de lluvias de 2020 y 2021, este último año en medio de frustradas negociaciones para convenir cómo explotarlo, bajo auspicio de la Unión Africana.
Etiopía, por su parte, ha reiterado en varias ocasiones que no tiene malas intenciones ocultas, ni pretende bloquear las aguas del río o causar hambre a los pueblos egipcio y sudanés, al contrario, la GERD promoverá el progreso integral en el este africano, argumenta.
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