La proscripción de la manera practicada por peruanos y migrantes fue anunciada por el alcalde de Lima, Rafael Lopez-Aliaga, y prontamente secundada por varios de sus pares de los distritos que integran la urbe.
La medida encuentra apoyo en muchos automovilistas que refieren experiencias en las que los dedicados a limpiar los cristales delanteros de los vehículos reaccionan con violencia cuando sus servicios son rechazados.
Eso ocurrió la semana pasada, cuando un automovilista se negó la rápida limpieza del parabrisas de su carro, mientras aguardaba ante un semáforo en rojo, situación que pasó a una controversia y a una puñalada que terminó con la vida del conductor, Marco Caro.
La reacción de varios alcaldes fue anunciar la prohibición de los limpiadores de parabrisas y el primero en hacerlo, López-Aliaga, fue respaldado por el presidente de la Corte Suprema, Javier Arévalo, y el ministro del Interior, Vicente Romero, en nombre de la seguridad ciudadana.
Sin embargo, el ministro de Trabajo, Alfonso Adrianzén planteó analizar el contexto social del asunto y señaló que no todos quienes buscan sobrevivir limpiando parabrisas son delincuentes.
“Desde la perspectiva del Ministerio de Trabajo tenemos que considerar el contexto social y económico que viven muchos peruanos y peruanas, pero también migrantes que no obtienen un empleo decente, un empleo formal y tienen que ir a las calles para ‘recursearse’ (buscarse la vida)”, dijo.
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