Un simulacro de votación de nivel nacional de la empresa Datum asignó al izquierdista Castillo 45,5 por ciento y a su rival, la neoliberal Keiko Fujimori, 40,1 por ciento, pese a una intensa campaña mediática de ataques al maestro rural.
El 14,1 fueron votos en blanco y viciados, que el cómputo oficial no cuenta por lo que, sin considerarlos, los porcentajes de Castillo y Fujimori se traducen en 53,15 y 46,85 por ciento, respectivamente.
Datum hizo además un sondeo sobre intención de voto mediante entrevistas, en el que el candidato registra 44,9, con un aumento de 2,5, afirmando una tendencia al alza iniciada la semana pasada.
En la primera encuesta semanal de la empresa sobre intención de voto para el balotaje, concluida el 20 de abril, Castillo registró 40,5 por ciento, y en las siguientes alcanzó 44, 40,4, 42,4 y 44.9.
Fujimori, por su parte, subió, obtuvo, en la misma secuencia, 26,4, 34,2, 36,3, 40 y 40,1, lo que ayer alentaba a sus partidarios a un resultado a favor de la candidata.
La directora de Datum, Urpi Torrado, percibió un cambio de tendencia, con Castillo creciendo y Fujimuri llegando a su límite y una mayor credibilidad de Castillo y el agotamiento de la campaña anticomunista de Fujimori obligan a esta a un cambio de estrategia.
En el sondeo, 43 por ciento opinan que ella no cumplirá sus promesas electorales, mientras solo 29 por ciento dijo lo mismo sobre su contendor.
La encuesta culminó ayer, en pleno auge de ataques a Castillo por diversos temas como agresiones de sus seguidores a reporteros en sus concentraciones electorales, reacción al alineamiento de la mayoría de los medios contra el candidato, que condenó lo sucedido.
También señaló el fracaso de la postulante neoliberal, que el sábado último montó el escenario de un debate que Castillo había cancelado días antes, y lo hizo para mostrar a su rival como huyendo de la confrontación.
Otro punto en contra de Fujimori, según Torrado, fue la presentación de los equipos técnicos de cada uno, él con figuras nuevas, sin desgaste, y ella con una mayoría de políticos tradicionales conservadores, con lo que el primero.
Tampoco parece haber funcionado el apoyo tácito, algunos con mensajes anticomunistas, de varios jugadores de la selección peruana de fútbol a la hija del preso exgobernante Alberto Fujimori.
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