La publicación de nuevos datos revela que la zozobra demográfica se transformó en un fenómeno generalizado, cada vez es más frecuente para los Estados obligados a la adopción de políticas encaminadas a aumentar, reducir o mantener las tasas de fecundidad.
Sin embargo, el informe del Unfpa afirma que las iniciativas que buscan repercutir en dichas tasas casi nunca surten efecto.
El documento de referencia se nombra Ocho mil millones de vidas, infinitas posibilidades: argumentos a favor de los derechos y libertades.
Tal análisis aboga por dar un giro de 180 grados a la perspectiva desde la que se abordan las cifras demográficas e insta a gobiernos y medios de comunicación a prescindir de los relatos exagerados sobre explosiones y descalabros poblacionales.
En lugar de preguntarse a qué velocidad tiene descendencia la ciudadanía, es necesario plantearse si todas las personas —y en especial las mujeres— están en posición de ejercer su libertad reproductiva. En demasiadas ocasiones, la respuesta es No, declara el texto.
Al respecto, la Directora Ejecutiva del Unfpa, Natalia Kanem, señaló que el cuerpo de las mujeres no puede quedar supeditado a los objetivos demográficos.
Además dijo que si queremos forjar sociedades prósperas e inclusivas, independientemente del tamaño de la población, necesitamos un cambio radical de mentalidad en lo que respecta a la forma de hablar sobre los cambios poblacionales y hacer planes en torno a ellos.
En los 68 países que facilitaron datos sobre la materia, el 44 por ciento de las mujeres y niñas con pareja no tiene derecho a tomar decisiones informadas en lo relativo a las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y el acceso a la atención de salud, una proporción verdaderamente abrumadora.
A nivel mundial, se calcula que unos 257 millones de mujeres tienen una necesidad insatisfecha de anticonceptivos modernos, seguros y fiables.
Indican que la planificación familiar no puede ser una herramienta para alcanzar las metas de fecundidad, sino un recurso que empodera a todas las personas. Las mujeres deben poder elegir si desean tener hijos y, en caso afirmativo, cuántos y en qué momento de su vida sin tener que sufrir coacción.
Según los nuevos datos, el 24 por ciento de las mujeres y niñas con pareja no puede negarse a mantener relaciones sexuales, y el 11 por ciento carece de la posibilidad de tomar decisiones sobre anticonceptivos.
Recalcan que dos tercios de la humanidad residen en contextos de baja fecundidad, mientras la mitad del aumento de la población mundial previsto para 2050 corresponde a solo ocho países (Egipto, Etiopía, Filipinas, India, Nigeria, Pakistán, la República Democrática del Congo y la República Unida de Tanzania).
Explican que achacar la culpa del cambio climático a la fecundidad no obliga a rendir cuentas a quienes emiten más dióxido de carbono.
Insisten en que de ocho mil millones de personas, en torno a cinco mil 500 millones no ganan lo suficiente, unos 10 dólares al día, como para incidir de forma notable en las emisiones de dióxido de carbono.
El documento, que desde 1978 se publica todos los años, arroja luz sobre los problemas de reciente aparición en lo tocante a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, de modo que los saca a la palestra y analiza las dificultades y oportunidades que ofrecen en lo que respecta al desarrollo internacional.
ro/rfc