Al menos, así se desprende de las recientes declaraciones del ministro de Electricidad de Sudáfrica, Kgosientso Ramokgopa, en Johannesburgo, donde presentó un plan escalonado de 18 meses para crear alrededor de 12 mil megawatts (MW) de capacidad eléctrica adicional.
Las intervenciones inmediatas que se implementarán en los próximos seis meses incluyen, dijo, la reducción del sabotaje a la infraestructura de la empresa energética nacional, Eskom, así como la mejora de la eficiencia de las centrales eléctricas de bajo rendimiento.
Asimismo, la reducción de los mantenimientos programados, particularmente durante los horarios picos de demanda, y la compra de combustible diésel por un valor de unos 30 mil millones de rands (aproximadamente mil 655 millones de dólares).
Esos recursos, detalló, provienen de dos vías particulares: de los ingresos por el aumento de tarifas eléctricas en el país del 18 por ciento que el Regulador Nacional de Energía ha otorgado a Eskom, la empresa ha reservado ocho mil millones de rand (442 millones de dólares) para adquirir diésel.
Además, el alivio fiscal que el ministro de Finanzas ha ofrecido a Eskom, posibilitó tener 22.000 millones de rand adicionales (mil 200 millones de dólares) que Eskom también ha puesto a disposición para la adquisición de ese combustible.
También, como parte de los esfuerzos en curso, esa empresa se encuentra en negociaciones con Mozambique para obtener mil 200 MW de capacidad extra.
Sin embargo, agregó, incluso con esas medidas no dejaremos de tener los cortes de electricidad, pero buscamos que la economía del país continúe sosteniéndose.
Nuestro propósito inmediato, dijo, es asegurarnos de que los inevitables apagones diarios aún permitan que las industrias importantes trabajen, evitando de esa manera “el colapso de la economía sudafricana”.
En estos momentos, en Sudáfrica se producen interrupciones eléctricas diarias planificadas de seis mil MW, lo cual afecta bastante tanto a la vida diaria de los ciudadanos, como a la base industrial del país. Al respecto, el miembro del Comité Ejecutivo del Congreso Nacional Africano (ANC, partido de Gobierno) Mmamoloko Kubayi, expresó su preocupación pues, sostuvo, observamos nuevamente el negativo impacto de la carencia de electricidad en el crecimiento económico.
Podemos ver que, como consecuencia, la producción en Sudáfrica continúa decreciendo, lamentó el político.
A mediano plazo, reveló, Ramokgopa, la incorporación de energía renovable a la red eléctrica nacional es una prioridad, para lo cual, desde ahora el ministro de Energía, Gwede Mantashe, se encuentra en proceso de finalizar acuerdos de compra de energía esas fuentes.
Pero mientras esa idea se materializa, el ANC recomendó que Eskom retrase el desmantelamiento de las más viejas de sus centrales que emplean carbón, combustible fósil altamente contaminante, pero mayoritario en la generación eléctrica en el país, para ayudar a minimizar los apagones continuos, dijo Ramokgopa.
No obstante, añadió el Ministro, ello no significa que el país abandona sus compromisos climáticos bajo el plan de la Asociación para la Transición Energética Justa (Sudáfrica es el duodécimo mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero).
Según expertos, la actual crisis de electricidad sudafricana es consecuencia, en porcentajes no revelados, de retrasos en la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón, inadecuada realización durante años de las labores de mantenimiento y corrupción a diferentes niveles, entre otras causas.
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