Por la ocasión, el presidente Cyril Ramaphosa resaltó cómo en el Día de la Libertad, “recordamos el gran progreso que se ha logrado en casi tres décadas de democracia”, pero también reconocemos que gran parte de la promesa de 1994 aún debe cumplirse.
Hablando desde Matlosana, en la provincia de North West, cuna del arzobispo Desmond Tutu y de sufrimientos durante el pasado segregacionista, el Presidente resaltó los avances que la democracia trajo a la zona, y al país, en numerosos sectores.
Sin embargo, acotó, “como todo sudafricano sabe, todavía tenemos mucho más trabajo por hacer”.
La pobreza, el desempleo y la desigualdad aún definen la vida de millones de nuestra gente, lamentó.
Actualmente, prosiguió el mandatario, nuestro país ha sido golpeado por una crisis financiera mundial; choques políticos, sociales y económicos; empeoramiento de los desastres naturales; y la pandemia mundial más grave en más de un siglo.
Estos reveses, puso de relieve, han empeorado el devastador legado de desigualdad del Apartheid.
Además, dijo, ahora también estamos contando el costo de años de inversión insuficiente en nuestra infraestructura de electricidad, agua, ferrocarriles y puertos.
También sentimos asimismo los efectos dañinos de corrupción a varios niveles, y de esfuerzos concertados para debilitar nuestras instituciones públicas. Frente a esa situación, enfatizó Ramaphosa, tenemos que asegurar nuestro futuro energético, adaptarnos al cambio climático, hacer crecer nuestra economía y crear más puestos de trabajo, así como erradicar la lacra de la violencia de género y actuar contra la delincuencia.
Al referirse a la actual crisis energética nacional, el Presidente expresó su convencimiento de que “la libertad no puede tener sentido cuando los hogares y las empresas sudafricanas se quedan sin electricidad durante varias horas al día”.
Es por eso, dijo, que estamos utilizando todos los medios a nuestro alcance para restaurar las centrales eléctricas y construir una nueva capacidad de generación con la mayor urgencia.
Cuando salgamos de esta crisis, sostuvo, nuestro sistema energético se habrá transformado fundamentalmente. Será más estable, fiable, asequible y sostenible.
Asimismo, aseguró, la libertad no puede tener sentido cuando más de 10 millones de sudafricanos están sin trabajo, mientras las comunidades vivan con miedo a los pandilleros y las mujeres vivan con temor a los hombres.
Pero, enfatizó, al emprender estas grandes y difíciles tareas, nos sentimos alentados e inspirados por aquellos que trajeron la libertad a nuestro país y construyeron nuestra democracia.
Finalmente, concluyó Ramaphosa en un mensaje a la unidad nacional, “centrémonos en lo que nos une. Recordemos siempre lo lejos que hemos llegado”.
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