“Es una fiesta celebrar este acontecimiento con música en las calles, llegar a corazones de personas que, usualmente, no pueden acceder a un club jazzístico, un teatro o un café”, aseguró el virtuoso violinista Gustavo Orihuela en declaraciones a Prensa Latina.
El director de Gustavo Orihuela Quartet afirmó que lo ocurrido en la céntrica plaza del barrio de Sopocachi, zona cultural por excelencia de la sede gubernamental boliviana, constituye un verdadero acto de democratización del arte y la cultura.
Calificó de “hermosísimo” el proyecto que su agrupación prepara junto con Afrojazz, lo cual “subió la temperatura” en la Plaza Abaroa y fue muy aplaudido por los cientos de espectadores.
“Se trata de nuestro diálogo jazístico con la música afroboliviana; hablamos de la cueca negra, el huayno negro, la semba, músicas que muy pocos conocen, además de la saya, que es lo más popular procedente de los Yungas de La Paz”, describió Orihuela.
Elogió también el trabajo discográfico más reciente del cuarteto en homenaje a Randol Ríos.
Informó que, además, trabajan en la propuesta Violines del Amazonas, diálogo entre instrumentistas de Brasil y Bolivia, que realiza junto al maestro de ese país Ricardo Herz.
“El jazz no tiene fronteras, es un lenguaje que te permite mirar y crecer de igual a igual con otros colegas, y por eso agradecemos a todos los que contribuyen a impulsar el Día del Jazz en Bolivia, que ya constituye una tradición”, concluyó el artista.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el jazz y el cine son las dos formas artísticas que más genuinamente definen al siglo XX, y en particular esta expresión musical promueve la paz, el diálogo y la comprensión social.
Por tal motivo, en noviembre de 2011, en su Conferencia General, la Unesco y la comunidad internacional proclamaron el 30 de abril como el Día Internacional del Jazz.
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