Una vez entre los prestamistas más rentables del mundo, los bancos libaneses congelaron a finales de 2019 las transferencias de sus clientes ante una escasez notoria de dólares estadounidenses.
Hasta ese momento, el sector bancario captaba fondos de la diáspora y de países de la península arábiga y los canalizaba hacia las arcas estatales con altas tasas de interés.
Empero, en la medida de que ese flujo comenzó a declinar por diversas razones, el sistema bancario libanés entró en crisis por falta de financiación.
De tal manera que el país acumula en la actualidad una deuda externa equivalente a más de 170 por ciento del producto interno bruto.
Sin embargo, Salameh afirmó que el sistema como lo conocemos no se ha derrumbado, en declaraciones a la televisora saudita Al-Arabiya.
‘No ha habido bancos en quiebra’, dijo.
Según el gobernador del BDL, a finales de junio habrá acceso a las cuentas con un plan de permitir hasta 50 mil dólares por depositante, 50 por ciento en divisas y el otro 50, en libras libanesas al precio del mercado paralelo.
‘El dinero se liberará con gradualidad y con ello se mostrará que la liquidez en divisas extranjeras comenzó a regresar a los bancos’, vaticinó.
Una de las mayores preocupaciones en la opinión pública contempla el anuncio de la eliminación de subsidios para productos básicos, a saber, combustible, trigo y medicamentos.
Salameh asegura que es insostenible respaldar ese programa de protección, so pena de utilizar dinero de los depositantes, lo cual entraría en un desafío legal.
‘BDL carece de autoridad para tomar esa decisión’, alegó.
El gobierno interino busca una alternativa para cuando sean anuladas las subvenciones con la entrega a unas 750 mil familias de una tarjeta de racionamiento.
Esa cartilla costará a la economía nacional unos mil 200 millones de dólares, mientras que con el sistema actual de subsidios el país gasta más de seis mil millones.
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