Por Nicholas Valdes
Reportero de la redacción de Asia-Oceanía de Prensa Latina
En marzo de este año, Tokio y Seúl zanjaron el tema de larga data de la compensación nipona a las víctimas surcoreanas del trabajo forzado durante los tiempos de guerra; o al menos eso intentaron, porque los afectados rechazaron la medida, al alegar que ésta excluyó una disculpa directa de las firmas japonesas implicadas. De todas formas, los gobiernos de ambos Estados dieron por concluido el asunto y se precipitaron en las semanas y meses posteriores a organizar reuniones en el más alto nivel para potenciar las relaciones desde el punto de vista comercial, político y hasta militar.
Todo para que, recientemente, volviera otro de los fantasmas de la historia a frenar una vez más los intentos de alcanzar una completa reconciliación, la disputa por las islas Dokdo, un conjunto de islotes rocosos ubicados en el extremo oriental de Corea del Sur.
LA GÉNESIS
Las conocidas internacionalmente como Rocas de Liancourt (para los surcoreanos: Dokdo, y para los japoneses: Takeshima) se encuentran en el Mar de Japón, bajo control efectivo de Seúl desde su liberación del dominio colonial japonés.
La tripulación del barco ballenero francés Le Liancourt dio en 849 a los islotes el nombre que aparece hoy en los mapas occidentales.
En 1854, los rusos las denominaron Rocas de Manalai y Olivutsa; mientras que los británicos las bautizaron como Rocas Hornet en 1855. El gobierno nipón afirma que esas islas eran consideradas parte de su territorio desde el período Edo (1603-1868); tanto la República Popular Democrática de Corea, como Corea del Sur, defienden que las Dokdo pertenecen al reino coreano desde el año 512.
Aunque parecen inhabitables, los islotes son importantes desde lo económico y geopolítico. Se cree que en su zona económica exclusiva podría haber yacimientos de gas natural; y desde el punto de vista estratégico, el territorio sirve de base militar al gobierno surcoreano.
PRESIÓN JAPONESA
Pese a que Seúl mantiene una dotación de oficiales en Dokdo desde 1945, además de dos residentes civiles, Japón reclama la soberanía sobre el terruño. Por un lado, Corea del Sur las clasifica como parte del condado de Ulleung, perteneciente a la provincia de Gyengsang del Norte; mientras que Tokio las reconoce como parte del distrito de Oki, de la prefectura de Shimane.
Tras décadas de aparente silencio, la disputa se encendió en 2006, lo que causó que, dos años más tarde, el gobierno surcoreano decidiera retirar a su embajador en Japón, tras la reafirmación por Tokio de soberanía sobre las islas.
Y así continuaron las cosas en los lustros que siguieron, y hasta nuestros días, con momentos de altas y bajas en las tensiones.
En abril de 2022, Corea del Sur presentó una nueva protesta oficial ante Japón, que incluyó los islotes en su informe anual sobre política exterior, conocido como Libro Azul Diplomático.
Por otro lado, la cancillería también urgió a Tokio a retractarse de la reclamación de lo que es una parte integral del territorio surcoreano, histórica y geográficamente, y bajo el derecho internacional.
Ahora, en mayo de 2023, el gobierno de Japón protestó formalmente por la reciente visita de un legislador de Seúl a Dokdo, a lo que Surcorea respondió con una carta de rechazo.
La Cancillería japonesa presentó la protesta ante Seúl por la visita a las islas, el 3 de mayo, del legislador Jeon Yong-gi, representante del principal partido de oposición surcoreano, el Partido Democrático.
El ministerio de Asuntos exteriores de Corea del Sur ripostó mediante una reclamación por vía diplomática, con el argumento de que los reclamos de Japón son un remanente de su postura de dominación, basada en su legado imperial.
Durante los últimos meses, ambos gobiernos han mostrado voluntad para avanzar hacia el restablecimiento de sus relaciones.
Una de esas muestras consistió en la reciente visita oficial de dos días a Corea del Sur del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, para continuar con las conversaciones iniciadas en febrero pasado, cuando el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, viajó a Tokio.
Sin embargo, como hasta hace poco lo fueron los reclamos de compensación a las victimas surcoreanas del trabajo forzado, las Dokdo se convierten hoy en la excusa de turno.
arc/asg/nvo