El Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE, en inglés), un indicador clave y que se calcula de forma similar al Índice de Precios al Consumidor (IPC), aumentó más de lo esperado ante un incremento de la demanda y las dificultades mundiales de abastecimiento, de acuerdo con la fuente.
Dicha métrica captura los movimientos de precios en una variedad de bienes y servicios y generalmente se considera una medida de inflación de mayor alcance, pues refleja los cambios en el comportamiento del consumidor y tiene un efecto más amplio que el IPC dado a conocer por el Departamento de Trabajo.
A juicio de analistas, gran parte del repunte inflacionario está vinculado a la gradual reapertura de la economía, así como a los estímulos monetarios del Gobierno federal.
En ese sentido sostienen que los estadounidenses tienen dinero para gastar y se muestran ansiosos por usarlo en cosas que no pudieron hacer o comprar durante la mayor incidencia de la pandemia de la Covid-19, lo cual hace subir los precios.
A ello, agregaron, se suma la escasez de materiales y suministros debido a las interrupciones causadas por las restricciones a nivel global para contener la enfermedad.
En tanto, la Reserva Federal insiste en que la inflación se reducirá a su objetivo del dos por ciento para el próximo año, una vez que la economía esté sobre una base más firme y la pandemia haya quedado atrás.
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