Durante un mensaje ante la Asamblea Legislativa y todos los poderes del Estado por cuatro años de gobierno, el mandatario propuso tres medidas que pudieran cambiar la historia y el funcionamiento del país.
Entre las medidas anunciadas están la reducción del número de municipios de 262 hasta 44, el de diputados de 84 a 60, y el inicio de una campaña de combate a la corrupción que se inició con la ocupación de propiedades del expresidente Alfredo Cristiani, valoradas en más de 10 millones de dólares.
Consideró el presidente que el más importante de los tres anuncios era la batalla contra la corrupción, que se llevará a cabo con todas las herramientas del Estado. Vamos, de la misma manera que fuimos contra las pandillas, contra los delincuentes de “cuello blanco”, afirmó.
Aunque el tema de seguridad y las pandillas ocuparon los primeros minutos de su intervención que estuvo precedida por apoyos de los asistentes a su reelección, el mandatario sostuvo que tal vez su mayor éxito no fuera la seguridad sino alcanzar la capacidad de que el país se reinventara, porque, puntualizó, “podemos aspirar a mas”.
En la semana repercutió también el mensaje de que el gobierno construirá una cárcel para los corruptos, tal cual hizo con los pandilleros. “Porque nadie tiene derecho a ser corrupto, que nadie piense que está blindado”, sostuvo el gobernante.
La comparecencia estuvo precedida por una amplia campaña mediática que ensalzó a través de encuestas los éxitos de cuatro años de gobierno.
No obstante, las autoridades suspendieron hasta el 2 de junio las licencias a todos los efectivos de la Policía Nacional Civil (PNC) ante posibles actos de violencia o protestas que pudieran desencadenar el mensaje presidencial.
Algunas fuentes atribuyeron la medida a la convocatoria a Casa Presidencial de una reunión del Gabinete de Seguridad para actuar ante presuntas evidencias de que las pandillas planeaban una ofensiva violenta y sangrienta.
Previo a la comparecencia, organizaciones sociales estimaron que en los cuatro años de Bukele, el país experimentó un deterioro acelerado y sostenido de la institucionalidad democrática con la pérdida de la separación de poderes y un régimen de excepción que suspende derechos fundamentales.
Mientras tanto se acrecentaron las divisiones entre las fuerzas de oposición para alcanzar una candidatura de unidad y tratar de atraer el voto contra Bukele, quien en las encuestas, siempre sospechosas de manipulación, mantiene un amplio y avasallador apoyo de sus compatriotas.
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