Las demostraciones se realizaron pese a un gran despliegue policial que se mantuvo a la expectativa en las plazas de armas de las principales ciudades, Puno, capital regional, y Juliaca, escenario de las mayores protestas y operaciones policiales y militares, en las manifestaciones registradas entre diciembre y marzo último.
Los actos se cumplieron en ambas urbes en el Día de la Bandera, que recuerda la inmolación en combate, del coronel Francisco Bolognesi, héroe nacional que desdeñó la rendición honrosa que le ofrecía el enemigo en la Guerra del Pacífico (1879-83).
El acto central de la efemérides en la cual los militares renuevan su juramento de fidelidad a la enseña nacional, se realizó en la Plaza de la Bandera, en Lima, con asistencia de delegaciones de las Fuerzas Armadas y autoridades civiles, en medio de un fuerte despliegue de seguridad.
En la ciudad de Puno, los militares rindieron homenaje a la bandera en una plaza rodeada por cientos de policías que impidieron el acceso de la población.
Mientras tanto, la gente se congregaba en la Plaza de Armas (principal) e izaba en el mástil en el que usualmente se eleva la bandera peruana, una gran tela de dos franjas verticales, en lugar de rojas, y al centro una blanca.
Una importante fuerza de agentes de operaciones especiales vigiló el acto, en el que los asistentes corearon lemas contra la presidenta Dina Boluarte, cuya ascenso al cargo como sucesora de Pedro Castillo, el 7 de diciembre, gatilló las protestas.
La ceremonia no contó con la presencia del gobernador de la región de Puno, Richard Hancco, y del alcalde de la capital regional, así como de escuelas invitadas a participar.
Similar homenaje a la bandera y de homenaje a los caídos, tuvo lugar en la ciudad de Juliaca, también bajo fuerte vigilancia policial, donde el protagonismo estuvo a cargo de los familiares de cerca de una veintena de caídos el 9 de enero pasado.
Los pobladores marcharon con una bandera negra y blanca de más de 100 metros y la madre del adolescente caído Elmer Leonardo Huancca, de 16 años, increpó a un policía por la muerte de su hijo, y otras madres que perdieron los suyos lavaron la bandera peruana como gesto simbólico de desagravio.
La bandera del luto fue izada también en la ciudad de Desaguadero, fronteriza de la población boliviana del mismo nombre, sin que los militares lo hicieran en la plaza principal.
En otras provincias puneñas, se dejó sentir la protesta; por ejemplo en la ciudad de Ayaviri, donde el acto oficial por la efemérides se suspendió, mientras en la de Huancané la Policía impidió a los manifestantes izar la bandera blanca y negra.
En la ciudad de Ilave, también se izó la bandera de la protesta, emblema que los comerciantes lugareños lucían en sus negocios.
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