A la exposición en la calle de madera, ubicada en La Habana Vieja, asistió Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación que lleva el nombre de quien fuera, además, periodista y activista político cubano.
La presentación del libro estuvo a cargo de la filóloga Denia García Ronda, conocedora de la producción creativa del poeta, un hombre perteneciente al movimiento vanguardista, autor de Sóngoro Cosongo (1931) y La Muralla (1958), un poema musicalizado por los españoles Ana Belén y Víctor Manuel.
«Cerebro y corazón» representa el primer libro escrito por este Premio Nacional de Literatura (1983) cuando tenía 20 años, y aunque no se publicó en su momento, fue dispuesto y organizado por el entonces joven en un poemario con otras poesías de la misma época.
Arropado por la editorial Ácana, este ejemplar «acoge los sentimientos que conforman la base temática de su autor y no han dejado de estremecer a los lectores de estos tiempos», precisó la profesora García Ronda.
Su autor Nicolás Guillén calificó este volumen de «pecado», señaló la filóloga, porque consideraba que ya él no estaba en ese libro, pues era un texto de juventud, acotó sobre las palabras del poeta.
Está fechado en 1922 y se publicó en 1968, ni siquiera como independiente, sino, en una obra realizada por su biógrafo y crítico Ángel Augier, quien lo incluyó dentro de dicho manual como homenaje, explicó la literata.
La catedrática también recordó que cuando Guillén lo escribió aún no había encontrado su verdadera identidad poética, luego aparece con «Motivos de Son» y a partir de ahí es la evolución hasta sus últimos libros, indicó.
Con este poemario se refleja ya un dominio del decir literario del autor, la influencia de la poesía española del siglo de oro y de distintas tendencias, como el barroco, con algunas luces, flashazos, de lo que será la voz de este revolucionario escritor, analizó la especialista.
«Cerebro y corazón» es modernista y trata del amor, del desamor, de las alegrías, de los sufrimientos, de la relación del hombre poeta con la naturaleza, con sus propios problemas y es un resultado positivo, que puede servir de guía para los niños, pero de igual forma, para otros públicos, concluyó la experta.
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