“Es un día para llenarse de energía; para, nuevamente, ratificar el compromiso de trabajar, de que nos vaya bien; de buenos augurios para todos nosotros”, aseguró el mandatario tras una ceremonia religiosa ancestral en el templo de Kalasasaya.
Arce participó en este simbólico acto reafirmador de la cultura boliviana junto al vicepresidente, David Choquehuanca, desde horas de una madrugada con temperaturas de menos cuatro grados centígrados.
Participaron, además, la ministra de Culturas, Sabina Orellana; el presidente de la Cámara de Diputados, Jerjes Mercado, autoridades indígenas y una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado.
Amautas agradecieron a la Madre Tierra con una ofrenda que incluyó la sagrada hoja de coca en la tradicional wajta o mesa, consumida por el fuego como buen augurio, mientras los asistentes con las manos levantadas a la altura del pecho se llenaban de esa energía.
En medio de la diversidad cromática de los ponchos y el vestuario de los cientos de personas reunidas en Tiwanaku y con el sonido de los pututus como banda sonora, el padre sol (Tata Inti) salió alrededor de las 0:7:17 hora de Bolivia.
Con los brazos extendidos y de frente hacia el astro rey, Arce y todos los participantes recibieron las buenas energías de sus primeros rayos.
La llegada del Willka Kuti tuvo réplicas en otros 200 lugares del Estado Plurinacional en las que participaron ministros, vicetitulares y otras autoridades gubernamentales y líderes de organizaciones sociales.
Para los pueblos indígena originarios, celebrar el Año Nuevo Andino, Amazónico y Chaqueño significa renovar el compromiso con la Pachamama y el Tata Wilka, deidades a las que se les ofrenda la sagrada coca, alcohol para la ch`allá y otros elementos como símbolo de reverencia y agradecimiento.
El solsticio de invierno, Wilka Kuti para la cultura aymara, Inti Raymi para los quechua y Lucero del Alba para las tierras bajas es un tiempo trascendental que representa la reconfiguración de las energías en todo el mundo.
Como parte de la política de descolonización del Proceso de Cambio, el Gobierno del expresidente Evo Morales declaró feriado nacional el 21 de junio en conmemoración del Año Nuevo Andino, Amazónico y Chaqueño.
Tras esa decisión, se masificó la asistencia de los bolivianos y muchos extranjeros en distintos puntos de la nación pluricultural para recibir los primeros rayos del sol en esta fecha.
A propuesta de Bolivia, en 2019 Naciones Unidas aprobó la Resolución 73/300 que considera la celebración del solsticio como un acontecimiento que constituye una unidad del patrimonio.
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