A través de un comunicado, la fuerza chiita denunció el hecho de quemar una copia del Sagrado Corán, el asalto a viviendas y la destrucción de cultivos por parte de bandas de colonos en las aldeas de Urif y Turmus Aya, en el sur de Cisjordania.
En este sentido, Hizbulah calificó tal ofensa de un delito grave y acto que viola todos los valores religiosos, humanos y morales y constituye un insulto a las naciones árabes e islámicas.
A propósito, enfatizó que insultar el Sagrado Corán es un acto condenado y rechazado, que representa el más alto grado de terrorismo y racismo, y afecta las creencias y el culto de las personas.
Llamó a los gobiernos islámicos y árabes y a las organizaciones internacionales y de derechos humanos a hacer todo lo posible por condenar este acto criminal y tomar las medidas necesarias para evitar tales hechos.
De acuerdo con reportes de prensa, un grupo de colonos acompañados por perros asaltaron una mezquita en Urif y destruyeron una copia del libro sagrado de los musulmanes; mientras, otros incendiaron casas y vehículos en Turmus Aya.
Ante este panorama, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, llamó la atención sobre la escalada agresiva y exigió a Israel poner fin de manera inmediata a los excesos contra civiles.
Türk reclamó al ente de Tel Aviv cumplir con el derecho internacional humanitario y realizar una investigación efectiva sobre sus transgresiones en Cisjordania.
En esta línea de pensamiento, las autoridades de Egipto y Türkiye también denunciaron las actitudes extremistas y racistas de la ultraderecha israelí.
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