El 30 de junio de 1950 Kim Il Sung ordenó a una pequeña flotilla aniquilar varios buques de guerra estadounidenses activos en el Mar Este de Corea -recordó-, y le dijo al comandante que debían compensar su palmaria desventaja numérica y de armamento con valentía y habilidades.
Él mismo trazó un plan táctico fundado en la rapidez y efectividad de los torpedos coreanos y en el factor sorpresa, pues los enemigos, confiados en su poderío, no daban como posible un ataque, afirmó la agencia de noticias de la República Popular Democrática de Corea.
Pero el presidente Kim Il Sung dijo a los marineros que su principal arma eran las convicciones ideológicas -reseñó KCNA- y les expresó la seguridad de que cumplirían con éxito la misión, como en efecto ocurrió.
En la medianoche del 2 de julio de 1950, la pequeña flotilla, dotada de apenas cuatro torpedos, logró hundir al crucero pesado norteamericano Baltimore y averiaron otro buque del mismo tipo.
La victoria de Jumunjin, digna de figurar en los anales de las batallas navales de todos los tiempos, puso de manifiesto la audacia y genialidad táctica y estratégica del presidente Kim Il Sung, acota la fuente.
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