Brasil retrocedió y se hubiera seguido en el ritmo de crecimiento económico que dejó al término del primer mandato (2003-2007), «ciertamente, el país hoy sería, en el peor de los casos, la cuarta economía del mundo», declaró Lula en el estado de Bahía (nordeste), al asistir a la ceremonia de inicio de obras del llamado Ferrocarril de Integración Oeste-Este.
Después de cuatro años de administración del exmandatairo Jair Bolsonaro (2019-2022), el gigante sudamericano retrocedió de la sexta economía mundial para la 13.
«Una demostración de que nuestro país cayó en el mundo oscuro y la gente perdió noción de la grandeza de lo que este país podría hacer por su pueblo», señaló el fundador del Partido de los Trabajadores (PT).
Al hablar a empresarios, Lula defendió tres pilares para la vuelta del crecimiento con justicia social: estabilidad política, económica y jurídica.
«Para eso, es necesario un presidente de la República que tenga carácter, credibilidad, que no mienta, que converse con el pueblo y con empresarios sobre la realidad», apuntó.
Además, remarcó, es necesario «un presidente que no pierda el derecho de andar de cabeza erguida y mirar a los ojos de cada brasileño y de cada brasileña, independientemente del origen social y del color».
Para Lula, la gente medirá el tamaño de esta nación por la calidad de la sociedad, de su pueblo y por la formación y calificación profesional.
«Construir el ferrocarril no es interés de un empresario o de otro empresario, es interés de la soberanía nacional hacer este ferrocarril y otros ferrocarriles en el país para que podamos tener este país competitivo con cualquier otro país del mundo», subrayó.
De acuerdo con la página oficial del PT, el gobernante retoma proyectos de desarrollo de engranajes ferroviarios iniciados en sus gobiernos anteriores, pero que fueron paralizados o prácticamente no avanzaron desde 2016.
En el municipio bahiano Ilhéus, acompañado por el gobernador Jerônimo Rodrigues, la primera dama Janja Lula da Silva y varios ministros de Estado, recomendó a los hombres de negocios involucrados en esa empresa que hagan un poco de esfuerzo para que la obra sea entregada antes del 31 de diciembre de 2026 (cuando termina su tercer mandato).
«Si no, corremos el riesgo de que algo malo vuelva a este país y ella se quede parada otra vez», advirtió.
La alerta emergió en función de que, 13 años después de que él fuera a Ilhéus, en marzo de 2010, para el lanzamiento de los avisos para la licitación del Ferrocarril Oeste-Este, la obra aún sigue sin concluirse.
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