La mujer Vilma Zeña Santamaría fue condenada en 2019 a prisión por violación de la libertad personal en la modalidad de trata de personas agravada con fines de explotación laboral y esclavitud, que causó la muerte, hace seis años, de Jovi Herrera, de 20 años, y Jorge Huamán, de 19.
Desde entonces permanece prófuga, al igual que su esposo y copropietario del negocio ilegal, Jhony Coico, también condenado a la cárcel.
Los jóvenes trabajaban enmascarando tubos de luz neón para que se pudieran vender como si fueran de primera calidad y lo hacían encerrados con candado, y así los sorprendió la muerte en un incendio que devastó una galería de negocios informales cercana al centro de Lima.
El caso estremeció al país por el drama que vivieron los jóvenes, quienes llamaron por teléfono a sus familias, a la Policía y a los bomberos para que los rescataran, pero la magnitud del siniestro lo impidió.
También actualizó el problema de los niveles extremos de explotación en el campo de la informalidad laboral que afecta, según cifras recientes, a un 80 por ciento de la población económicamente activa de Perú.
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