Por Adis Marlén Morera
De la redacción de Cultura de Prensa Latina
Como era habitual, el can acompañaba al reconocido profesor de agricultura Hidesaburo Ueno en su recorrido hacia la parada de trenes y volvía a ella en la tarde para esperarlo a su llegada del trabajo.
El 21 de mayo de 1925 Ueno falleció a causa de una hemorragia cerebral mientras impartía una de sus clases en la Universidad de Tokio, pese a lo cual el animal continuó esperándolo durante casi una década.
Su actitud refleja las características de los akita, pues son considerados animales fieles, inteligentes, tranquilos, valientes, sinceros y obedientes.
Cuando este año se conmemora el centenario de su nacimiento, numerosas son las muestras de cariño hacia este amigo leal, reflejo de esa expresión que en voces recorre el mundo: el perro es el mejor amigo del hombre.
HACIA UNA INQUEBRANTABLE AMISTAD
Hachiko nació en noviembre de 1923 en la ciudad de Odate, localizada en la prefectura de Akita, y hogar original de esa raza. Ese mismo año, Ueno pidió un cachorro de estos a uno de sus alumnos.
Tras un viaje en tren, el muchacho llegó con su encomienda a la residencia del profesor en el distrito de Shibuya el 15 de enero de 1924, y aunque al principio él y su esposa pensaron que estaba muerto, cuidaron con dedicación su salud hasta que la recuperó completamente luego de seis meses.
El maestro, al notar que sus patas delanteras estaban levemente desviadas, decidió nombrarlo Hachi (ocho en japonés) por la similitud con la letra que se utiliza para representar este número (八), en tanto el sufijo ko constituye un homenaje de sus estudiantes.
La devoción del perro hacia su dueño superó los márgenes de lo tradicional para convertirse en una extraordinaria hazaña que tiempo después fue admirada por millones de personas, incluso desde la lejanía.
Muestra de ese afecto, según narran, fue su actitud cuando percibió el olor de su amo que yacía en la sala de estar y decidió colocarse bajo el ataúd sin moverse.
Posterior al lamentable hecho, Hachiko vivió los meses siguientes con diferentes familias lejos de Shibuya hasta que en el verano de 1925 lo acogió el jardinero de Ueno, Kobayashi Kikusaburo.
De nuevo en su entorno, reanudó los recorridos diarios a la estación para observar con detenimiento a cada pasajero como si buscara a alguien en especial.
En un inicio, su presencia incomodó a los empleados, vendedores y transeúntes que le arrojaban agua, golpeaban e intimidaban.
Situación que giró inesperadamente después de que el diario nipón Tokyo Asahi Shimbun escribió sobre él en octubre de 1932. Fue entonces que su acción ganó reconocimiento nacional y turistas nacionales o de otros países llegaron para presenciarla, también donaciones de alimentos.
La proeza del “perro fiel”, apodado así por los japoneses, atrajo en 1934 a unas tres mil personas que se dieron cita en un evento para recaudar fondos y dedicarle un monumento.
En abril de ese año, la estatua en bronce se erigió en la estación Shibuya, y el propio Hachiko estuvo presente en la inauguración.
También existen otras en Odate, ciudad natal de Ueno; Hisai, la Universidad de Tokio, y Rhode Island, escenario de la película estadounidense de 2009.
La muerte del can el 8 de marzo de 1935 acaparó titulares. En su funeral, monjes budistas ofrecieron oraciones y varias autoridades leyeron elogios.
Como cada año, la fecha concentra a multitudes en la plaza situada frente a la estación de trenes de Shibuya para dedicarle un merecido homenaje
INSPIRACIÓN PARA EL SÉPTIMO ARTE
Sin dudas, una de las piezas cinematográficas más emotivas que retratan la relación entre seres humanos y perros es la del año 2009 Siempre a tu lado, Hachiko, dirigida por el cineasta sueco Lasse Hallström y protagonizada por Richard Gere.
En ocasiones, la ficción posee el mérito de conmover a través de la representación de una realidad. Sin embargo, cuando la obra basa su argumento en hechos reales, la profundidad del sentimiento es superior.
Otra de las cintas que refleja dicha unión es Mi perro Skip (2000), protagonizada por Frankie Muniz en el personaje de Willie, un niño tímido e introvertido al que sus padres le regalan un perro en su noveno cumpleaños.
Además de hacerse famoso en toda la ciudad, Skip se convierte en el mejor amigo del pequeño y lo ayuda a superar sus inseguridades.
Truman, por su parte, es un drama estrenado en 2015 en el cual el reconocido actor argentino Ricardo Darín interpreta a un hombre que atraviesa una situación personal. Mientras se reencuentra con viejos colegas, cuenta con la singular compañía de su perro.
Historias como estas, sean invención o realidad, enamoran y sensibilizan hasta el más resistente de los corazones por la fidelidad, bondad, dulzura y transparencia con la que aman los animales a sus dueños.
Vale pues la anécdota de Hachiko para cautivar e inspirar empatía hacia un amigo incondicional a amarnos y dispuesto a esperar por nuestro cariño el tiempo que sea necesario. arc/mml/amr