Adaptado, dirigido e interpretado con una estética minimalista por Verónica Amaza a partir de un texto de Diego Massi, el monólogo actualiza desde las tablas los prejuicios machistas y clericales que enfrentó y combatió a finales del siglo XIX y principios del XX la emblemática escritora boliviana.
Nacida en Cochabamba el 11 de octubre de 1854 y fallecida el 2 de junio de 1928, Zamudio cultivó con éxito la poesía, la narrativa y el periodismo con voz transparente como agua de manantial y así devino símbolo del feminismo para todos los tiempos.
Con inteligencia y buen gusto, Amaza respaldada sobre las tablas por tres de sus compañeros en el irreverente grupo Pequeño Teatro, que dirige Guido Arze, puso ese torbellino de contradicciones ante los ojos de quienes concurrieron al cierre del festival.
Si acertó con su capacidad de concentración para meterse en el cuerpo y el alma rebelde de la Zamudio como actriz, no memos meritoria es su capacidad de síntesis para en un texto de poco más de media hora insertar contenidos escritos por la cochabanbina.
De la autora a la que algunos estudiosos comparan con Gabriela Mistral o Juana de Ibarbourou, impacta desde la escena Nacer hombre: (Una mujer superior/En elecciones no vota, /Y vota el pillo peor;/(Permitidme que me asombre)/Con sólo saber firmar/Puede votar un idiota,/Porque es hombre).
La inquietud antipatriarcal de Amaza y del Enkuentro (con k) de Teatro Breve y Dramaturgia quedó reafirmada desde la apertura del festival el l1 de julio con otra de sus creaciones, Bartolina Sisa, bajo la dirección de Arze, todo un ícono de la escena boliviana.
Actor, dramaturgo y principal promotor de este acontecimiento cultural, en sus 80 años de existencia y 57 de trayectoria sobre las tablas y la música, Arze muestra el optimismo de un debutante artista adolescente.
Explicó que el festival que cumple 32 años incluye obras cortas de entre 20 y 40 minutos y que son accesibles a muchos grupos que no tienen tiempo de ensayar piezas muy extensas.
Según el veterano teatrista, como resultado de esta labor continua en más de tres décadas el proyecto ya tiene más de 500 obras montadas en los festivales.
Como conclusión, reafirmó con orgullo Arze, “de siete u ocho grupos que existían en La Paz cuando comenzamos, ahora la ciudad tiene más de 60, lo cual me parece un buen resultado”.
Amaza, por su parte, en la clausura del Enkuentro, agradeció el aporte de los elencos que participaron durante 17 días con 30 piezas también en los escenarios de Cámara Norma Merlo y en el Museo Nacional de Arte con una amplia participación del público.
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