Los comentarios del funcionario fueron realizados durante una reunión en la oriental ciudad de Al Quba con el representante especial de la ONU para Libia, Abdalá Batili.
Según Abdalá Blehaq, portavoz de esa instancia legislativa, ambas partes debatieron la situación en el país, que cuenta desde el año pasado con dos Ejecutivos paralelos.
También analizaron los esfuerzos realizados para celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias, aplazadas en repetidas ocasiones debido a desacuerdos entre facciones rivales.
Batili se entrevistó el domingo con Muhammad Al-Manfi, presidente del Consejo Presidencial, cuya sede se encuentra en esta capital.
Recientemente se formó un comité para redactar nuevas leyes electorales que el Alto Consejo de Estado (Senado) y la Cámara de Representantes, enfrentados entre sí, aprobaron recientemente.
Tras un año de relativa calma, la tensión escaló en febrero de 2022, cuando ese último órgano legislativo nombró a Fhati Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Abdul Hamid Dbeibeh, quien anunció que solo entregará el poder a las autoridades emanadas de las urnas.
Dbeibeh y su gabinete están asentados en Trípoli, mientras el otro Ejecutivo tiene su sede en Tobruk, respaldado por la Cámara baja, que hace dos meses destituyó a Bashagha y nombró en su lugar a Osama Hamada.
Esa nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento y posterior asesinato de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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