Según datos del Servicio Electoral (Servel), solo acudió a votar el 19,6 por ciento de un padrón electoral de poco más de 13 millones 40 mil electores, lo cual constituye uno de los abstencionismos más altos recordados en esta nación.
A juicio de analistas, pudieron incidir en ello la grave situación de la pandemia de Covid-19 en el país, la baja divulgación sobre estos comicios y el poco interés que normalmente despiertan las elecciones territoriales.
No obstante, este ejercicio tenía especial trascendencia pues por primera vez el voto popular decide este cargo, que forma parte de las medidas para descentralizar el poder en Chile pues sustituye a los intendentes nombrados directamente por el presidente.
Al contrario de lo existente hasta ahora cuando prácticamente todas las decisiones de los territorios se tomaban a nivel central, el gobernador regional será el responsable de la administración de cada región y de velar por su desarrollo social, cultural y económico, con la elaboración de políticas de desarrollo con cierta autonomía.
Para analistas, el resultado del balotaje brinda además una perspectiva de lo que pudiera ocurrir en las elecciones presidenciales previstas para el 22 de noviembre próximo y la correlación de las fuerzas políticas a todo lo largo del país.
En ese sentido, se repitió en buena medida –como preveían observadores políticos- el descalabro sufrido por las fuerzas de derecha en los comicios del 15 y 16 de mayo último.
Así, la derrota de la coalición de derecha Chile Vamos fue aplastante, pues de sus siete candidatos, todos fueron derrotados, mientras que el bloque Unidad Constituyente de partidos de oposición centristas, que llevaba ocho candidatos alcanzó siete gobernaciones.
El Frente Amplio, de izquierda , de dos candidatos, obtuvo la victoria de uno, mientras que de los nueve independientes presentados a los comicios cinco resultaron vencedores.
La mayor atención se volcó sobre la Región Metropolitana, la más importante, donde se enfrentaban dos candidatos de la oposición, Claudio Orrego, de la Democracia Cristiana, y Karina Oliva, del Frente Amplio, con victoria para el primero con el 52,71 de los votos.
Significativamente, en la victoria de Orrego tuvo un gran peso el respaldo recibido desde las acaudaladas comunas del oriente de la urbe, con el voto masivo de la derecha a su favor.
En sus primeras palabras tras el triunfo, Orrego llamó a todos los que votaron a favor y en contra a sumarse a un ‘nuevo proyecto de justicia social’ para el territorio, sin importar los colores políticos, y trabajar por la democracia y las demandas de la población.
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