La enfermedad fue diagnosticada en dos niños que vivían en el centro, tras lo cual las autoridades decidieron declarar cuarentena y prohibir la salida temporal del edificio a los desplazados que se alojan en él.
Según Sascha Langebach, representante de la agencia para los refugiados, es necesario determinar con precisión la edad de los habitantes y determinar cuáles de ellos han sido vacunados contra el sarampión. También se introdujo un régimen obligatorio de mascarillas.
Para nosotros es difícil restringir la libertad de circulación a personas que ya viven en condiciones de hacinamiento, admite Langebach, pero señala que la seguridad es lo primero y las medidas adoptadas por las autoridades son necesarias.
El lunes pasado un tribunal de Berlín dictaminó que las autoridades sanitarias de la ciudad tienen derecho a exigir un certificado de vacunación contra el sarampión para que los niños puedan asistir a la escuela.
De no presentar dichos certificados, los padres de los escolares pueden enfrentarse a una multa de hasta 200 euros.
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