Y es que, de no aplicar la ley con sumo rigor, las poblaciones de rinocerontes, actualmente muy disminuidas, llegarían a mínimos que conducirían a la extinción de la especie en estos lares, principalmente el rinoceronte blanco del sur.
Así, esta semana el Tribunal Regional de Skukuza, en la oriental provincia de Mpumalanga, le adicionó 10 años a la condena de un cazador furtivo de rinocerontes, quien ya cumple una condena de 18 años de prisión por un delito de caza ilegal de esos animales en el Parque Nacional Kruger, el mayor de Sudáfrica.
El nuevo proceso se originó cuando análisis balísticos de un proyectil hallado tiempo atrás junto a un ejemplar muerto vinculó al reo a ese hecho.
Sobre el tema, el portavoz de South Africa National Parks (SANParks), Ike Phaahla, reveló que en los primeros seis meses de 2023 las acciones conjuntas con la fiscalía han conducido a la condena de 31 infractores, en su mayoría enviados a la cárcel.
Por ejemplo, citó, en Skukuza, un sospechoso declarado culpable de matar a tres rinocerontes y posesión de armas y municiones ilegales fue condenado a 32 años de prisión.
En otro asunto, prosiguió, tres acusados, encontrados conduciendo en Kruger con cinco cuernos de rinoceronte escondidos en el vehículo, un rifle de caza con silenciador, municiones y cuchillos, fueron condenados por la matanza de tres rinocerontes en el parque a penas de entre 34 y 39 años de prisión.
A esos casos se suma el de un individuo condenado por matar dos rinocerontes y portar un arma de fuego sin licencia a 24 años de cárcel.
Incluso, en la sureña provincia de Western Cape seis personas fueron condenadas por cargos de “conspiración para cometer caza furtiva de rinocerontes”, aunque no se concretaron esos planes (ningún rinoceronte resultó muerto), a entre 16 y 20 años tras las rejas.
Sin embargo, a pesar de esas medidas, aún hay quienes se lanzan a matar a la especie para vender sus cuernos, cuyo precio en el mercado negro internacional puede superar al del oro.
De esa manera, en los primeros seis meses de 2023, 231 rinocerontes fueron matados en Sudáfrica, la mayoría dentro del Parque Kruger.
No mucho alivio da el conocer que ello constituye una disminución del 11 por ciento (28 rinocerontes menos) en el total de animales cazados ilegalmente por su cuerno respecto a similar periodo de 2022.
Es que más allá de las tendencias, en los últimos 17 años Sudáfrica ha perdido ocho mil 936 ejemplares debido a la caza furtiva.
En particular, la población de rinocerontes en Kruger, la mayor del país, ja sufrido a una marcada disminución del 60 por ciento desde 2013.
Según los especialistas, las medidas policiales y judiciales, incluso apareadas al incremento de la seguridad en los parques naturales, no podrá eliminar el negocio de la caza furtiva de rinocerontes.
La clave del asunto descansa en que hay dos factores que determinan esa conducta ilegal y ecológicamente nociva: la codicia de los mercados internacionales que comercializan el cuerno de rinoceronte por poseer supuestas propiedades medicinales y afrodisiacas, y la marcada pobreza de buena parte de los pobladores rurales sudafricanos.
De no combatirse y eliminarse esos dos factores, es muy probable que en pocos años haya que ir a un zoológico a ver los pocos rinocerontes sobrevivientes.
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