Investigadores del KTH Royal Institute of Technology en Estocolmo descubrieron que ese material, con posibles usos como catalizadores para automóviles, filtros de combustible o espuma de embalaje, mejora su capacidad después de varios días expuesto a elevadas temperaturas, informó Advanced Sustainable Systems.
Compuesta por nanofibrillas de proteínas autoensambladas a partir de moléculas de suero hidrolizadas (producto del procesamiento del queso) en condiciones específicas de temperatura y pH (grado de acidez), la espuma se volvió más rígida después de un mes a 150 grados Celsius.
Mikael Hedenqvist, profesor de la División de Materiales Poliméricos de KTH y coautor del estudio, precisó en un comunicado que, pese a la solubilidad en agua de las proteínas, el material demostró ser resistente a ese compuesto químico después del proceso de envejecimiento.
Luego de esa última prueba que polimerizó la proteína, se crearon nuevos enlaces covalentes en una espuma más resistente a sustancias agresivas como tensioactivos y agentes reductores, que normalmente descomponen o disuelven las moléculas, agregó Hedenqvist.
‘Este material biodegradable y sostenible puede ser una opción viable para su uso en entornos agresivos donde la resistencia al fuego es importante’, destacó el experto mientras mencionaba otras utilidades como soporte para metales catalíticos que operan a temperaturas más altas.
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