La popular política germana anunció la creación de la Unión Sahra Wagenknecht-La razón y la justicia (BSW), que apenas salida del horno político ya cuenta con 20 por ciento de respaldo en recientes encuestas, por encima de los 16 puntos del gobernante Partido Socialdemócrata (SPD).
De hecho, los magros resultados del SPD en las recientes elecciones de los lands de Hessen (con Frankfurt de cabecera) y de Baviera (el más poblado, con la ciudad de Münich) fueron la demostración de un síntoma convertido ya en tendencia: la reelección socialdemócrata se aleja.
Los seguidores del canciller federal socialdemócrata Olaf Scholz, que gobierna con una coalición de liberal-demócratas y ecologistas (Alianza 90/Los Verdes), aunque nunca tuvieron como bastiones a esas dos regiones, si al menos obtenían votos por encima del 30 por ciento.
Pero no existen puestos vacíos, como afirman algunos en Europa, por lo que el lugar dejado en el retroceso de la llamada alianza semáforo (por el color de los tres partidos), la ocuparon de forma preocupante los partidarios de la ultraderechista Alianza para Alemania (AfD).
El AfD, como en otras naciones con fenómenos antisistemas y de extrema derecha como Vox, en España, o el ultraliberal Javier Milei, en Argentina, logró captar el voto de una especie de coctel formado por una acción de castigo contra el Gobierno y el auge de tendencias de derecha.
La abierta posición de la dirección del ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, al dar en ocasiones más prioridad al rearme de Ucrania que a la solución de asuntos nacionales, pudo empujar a muchos electores a escuchar a quienes prometen atenderlos desde el AfD.
Pero ahora las cosas parecen complicarse aún más para la coalición en el poder, en especial para el SPD, con la aparición del partido de Sahra, de origen iraní, pero considerada una de las políticas alemanas de mayor popularidad.
La creación de un nuevo partido que, aunque con ciertas bases de izquierda no se posiciona como tal, podría desgajar cierta parte de los votos de Die Linke (La Izquierda), pero también lo haría con parte de los seguidores del SPD, considera la publicación Spiegel.
Wagenknecht se presenta como otra formación antisistema, con señalamientos que por momentos recuerdan a la derecha: en contra de la migración foránea y de lo que ella llama hipocresía de defensa de las minorías. Pero uno punto polémico en su agenda política, sobre todo, en comparación con la posición del actual gobierno, es su rechazo a la ayuda militar a Ucrania, mientras que responsabiliza a la alianza atlántica con el conflicto en ese país y llama a evitar una ruptura con Rusia.
Observadores opinan que ello será rechazado frontalmente por la élite política de la Unión Europea, enfrascada en una subordinación total a las posiciones de Washington respecto a la confrontación ucraniana y con una posición abiertamente rusofóbica.
Lo cierto es que tanto el AfD, con marcados pronunciamientos xenófobos y neofascistas, como la unión propuesta por Sahra podrían llevar a la salida de partidos políticos del Bundestag, incluido el histórico SPD, de quedar por debajo de los 10 puntos, advierte la publicación Bild.
El proceso electoral del próximo año, al que los tres partidos en el poder arriban con pobres resultados, tampoco presagia números alentadores para las opositoras uniones Democristiana (CDU) y Socialcristiana (CSU), pues, aunque vencieron en Baviera y Hessen, lo hicieron modestamente.
De tal forma que en ambas regiones los conservadores de la CDU y la CSU necesitarán de alianzas con pequeños partidos para gobernar, algo que para nada es un buen augurio para su desempeño en los comicios de 2024, estiman analistas.
Aunque falta un bueno tiempo de preparación política y campañas electorales, donde todo puede cambiar, la aparición de la unión creada por Wagenknecht amenaza con reconfigurar el tablero político germano en detrimento de los partidos tradicionales, estiman expertos.
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