Por Yodenis Masó Águila
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Líbano
Doce meses transcurrieron desde el fin del mandato de Michel Aoun (2016-2022) y la nación fortalece la unidad nacional y la ecuación de Resistencia, Ejército y pueblo, pese al disenso político en relación con la presidencia de la República.
El persistente bombardeo israelí contra la frontera sur y la Franja de Gaza demandó la adhesión del gobierno interino y de los principales partidos políticos, a fin de defender la soberanía nacional y expresar su solidaridad con Palestina, a excepción de las facciones de ultraderecha Fuerzas Libanesas y Kataeb.
Movimientos diplomáticos externos, debates en torno a un plan de emergencia, coincidencia de posturas internas y la respuesta de la Resistencia islámica libanesa (Hizbulah) a los ataques israelíes, caracterizan el escenario local, tras 12 fracasos parlamentarios y la búsqueda de diálogo para elegir al próximo jefe de Estado.
Según el pacto nacional de la independencia de Francia en 1943 y el sistema confesional, el cargo de presidente de la República Libanesa recae en un cristiano maronita.
RUTA PRESIDENCIAL
Desde el 29 de septiembre de 2022, se registran intentos porque alguien ocupe la silla presidencial para los próximos seis años e impulsar así reformas de recuperación económica.
El pasado 14 de junio, la unicameral asamblea repitió el mismo guion de las anteriores 11 sesiones y hasta el momento ningún candidato dispone del apoyo de la mayoría de 128 diputados.
Los cuestionamientos de los principales partidos cristianos, Corriente Patriótica Libre y Fuerzas Libanesas obstaculizaron el llamamiento al diálogo anunciado para octubre por el titular del Parlamento Nabih Berri.
El líder del movimiento cristiano Marada, Suleiman Frangieh, cuenta con el apoyo del dúo chiita Hizbulah y Amal, mientras los otros representantes maronitas permanecen en contradicción después de abandonar las nominaciones de Michel Moawad y Jihad Azour.
Por otra parte, los entendidos en el expediente presidencial aseguraron que el quinteto de interesados en el archivo (Francia, Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar y Egipto) pudieran pasar a otra fase de trato e implementar las “amenazas” hechas anteriormente.
Entre esas intimidaciones mencionaron la imposición de sanciones a las fuerzas políticas o la suspensión de ayuda a instituciones básicas.
SOBERANÍA POR ENCIMA DE TODO
Desde el lanzamiento el 7 de octubre de la operación Diluvio de Al-Aqsa por la resistencia palestina, prevalece en Líbano y la región un clima de tensión, tras el constante ataque israelí sobre la Franja de Gaza y la frontera sur del país de los cedros.
En reunión ministerial, el jefe del gobierno interino Najib Mikati defendió la necesidad de una posición interna unificada, sin atacar al pueblo, al ejército, a las fuerzas de seguridad, a la propiedad pública y privada, y a las misiones diplomáticas.
Al respecto, reveló la preparación de un plan de emergencia ante «la existencia de un enemigo cuya historia sangrienta conocen los libaneses».
El titular del gabinete comentó sobre los llamamientos de varias embajadas a sus ciudadanos para que abandonen Líbano y las medidas adoptadas en el aeropuerto y por la compañía local Middle East Airlines.
A pesar del inestable escenario, el candidato presidencial Suleiman Franjieh y el jefe de la Corriente Patriótica Libre, Gebran Bassil, superaron barreras políticas y fijaron la posición de unidad ante la amenaza de Israel.
Ambos líderes de la comunidad cristiana maronita enfatizaron que la soberanía de Líbano es más importante que la presidencia de la República y discutieron la situación en la frontera sur.
En un ambiente de entendimiento, Franjieh y Bassil insistieron en la necesidad de trabajar para prevenir la división y calificaron de crimen contra la humanidad el bombardeo israelí a la Franja de Gaza.
Con anterioridad, Bassil y el exlíder del Partido Socialista Progresista Walid Jumblatt refrendaron el derecho de Líbano a defenderse de la agresión israelí. El jefe de la Corriente Patriótica Libre enfatizó en el respaldo a la lucha del pueblo palestino y el interés de salvar a Líbano de la guerra, en tanto que Jumblatt precisó sobre la necesidad de ser una sola voz y manifestó su apoyo al movimiento Hizbulah.
En esa línea de pensamiento, el presidente del Parlamento Nabih Berri respaldó cualquier medida adoptada por la Resistencia libanesa si continúan las agresiones de Tel Aviv a la Franja de Gaza y a localidades en la frontera meridional de la nación de los cedros.
EN EL CAMINO A AL QUDS (JERUSALÉN)
Al día siguiente del ataque sorpresa del movimiento Hamas, los combatientes de Hizbulah comenzaron a llevar a cabo operaciones contra sitios militares israelíes ubicados en las granjas ocupadas de Shebaa y las colinas de Kfar Shouba.
La Resistencia dirigió sus acciones contra unas 30 posiciones israelíes con el objetivo de destruir capacidad de espionaje.
Al mismo tiempo, Hizbulah atacó tanques Merkava y concentraciones de soldados y vehículos de transporte para limitar el movimiento de los soldados de Tel Aviv a lo largo de los 79 kilómetros de frontera, de acuerdo con expertos militares.
En ese escenario, Israel empleó en sus bombardeos fósforo blanco, una sustancia prohibida internacionalmente y además agredió civiles y equipos de prensa, a la vez que sobrevoló el espacio libanés en franca violación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Los ataques con misiles y artillería de la Resistencia libanesa obligaron a la evacuación de decenas de miles de colonos israelíes en más de 20 asentamientos a una profundidad de cinco kilómetros.
El vicesecretario general de Hizbulah, Naim Qassem, advirtió del peligro si el enemigo va más allá en su ofensiva en Líbano y la Franja de Gaza.
En ese contexto, el jefe del Ejército Joseph Aoun reafirmó el deber natural y legítimo de las fuerzas armadas libanesas de defenderse ante cualquier agresión, al tiempo que el máximo responsable de la Fuerza de Paz de las Naciones Unidas en Líbano, Aroldo Lázaro, instó al cese del fuego, a la luz de la persistente hostilidad entre ambos bandos.
Aunque persiste el vacío de poder, el gobierno interino y las principales corrientes políticas subrayaron su apego a defender la soberanía de Líbano y apoyar a Palestina a la luz de la ecuación de campo entre la escalada gradual hacia la guerra y la posibilidad de evitarla.
arc/yma