El 2023 cerraría con una inflación general cercana al -1 por ciento, es decir, en deflación, señaló el presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), Róger Madrigal al presentar el Informe de Política Monetaria con corte a octubre de este año.
El cuarto trimestre será menos negativo que el tercero y se estima que el indicador se ubicará cercano al 2,4 por ciento durante el 2024 y del 3,1 en los primeros meses del 2025, precisa la fuente.
La valoración de riesgos sobre la proyección de la inflación muestra que en el corto plazo es probable que se ubique en valores inferiores al dos por ciento, pero en el mediano plazo habrá un alza, motivado especialmente por los fenómenos climáticos, la reducción de la oferta de algunas materias primas en mercados internacionales, detalló Madrigal.
A esto se suman los renovados riesgos geopolíticos, marcados por los conflictos armados en Medio Oriente, que tendrían implicaciones directas e indirectas en los precios locales, aunque aún las consecuencias no son claras, pero es probable un impacto en el valor del petróleo.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional prevé un aumento del 10 por ciento en el precio del petróleo que llevaría a una reducción en torno a 0,15 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y un incremento de 0,4 por ciento en la inflación global, detalla en informe, publicado por Semanario Universidad.
El Informe de Política Monetaria del BCCR señala que en un contexto donde la inflación aún no ha sido controlada, una reversión de la tendencia a la baja observada a nivel internacional complicaría el retorno de dicha variable a las metas de los bancos centrales y, en definitiva, introducir riesgos a la baja para el comercio global y problemas en las cadenas de suministro, ambos con efectos inflacionarios y negativos sobre la producción.
Otro factor que resultaría determinante para los precios nacionales y, por ende, en el incremento de la inflación son los efectos atípicos del fenómeno de El Niño y se estima que en el trimestre de noviembre a enero del 2024 impacten con mayor intensidad a lo registrado en trimestres previos, incluso que se prolonguen hasta abril del 2024.
Tampoco no se pueden descartar presiones en el mercado cambiario, lo cual se transmitiría a las expectativas de inflación.
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