El domingo 20, el presidente Sebastián Piñera convocó en una discreta ceremonia a la primera sesión de la Convención que redactará la nueva Constitución, para el 4 de julio en la sede del ex Congreso Nacional, en esta capital.
En un breve discurso, Piñera puntualizó que el trabajo de Los 155 constituyentes, elegidos en mayo último, ‘representa una gran oportunidad para lograr acuerdos amplios y sólidos que permitan dar origen a una Constitución que sea reconocida y respetada por todos’.
Puntualizó que la Convención ‘deberá respetar el carácter de República del Estado de Chile, su régimen democrático, las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados y que se encuentran vigentes’.
Asimismo, advirtió que esta ‘no puede atribuirse el ejercicio de la soberanía, ni asumir otras atribuciones que no le hayan sido expresamente conferidas’.
Estos y otros planteamientos generaron malestar de quienes los interpretaron como un intento por pautar el trabajo de los constituyentes e interferir en la autonomía de ese órgano para abordar los asuntos que estime pertinentes.
Paralelamente, continuó la carrera hacia las elecciones presidenciales de noviembre con sendos debates televisivos, el primero el lunes con los candidatos de derecha Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Ignacio Briones y Sebastián Sichel.
El martes tocó el turno a los de la izquierda, con el tope entre Daniel Jadue, del Partido Comunista, y Gabriel Boric, del frente Amplio.
Analistas políticos e innumerables comentarios en redes sociales advirtieron, sobre todo, el profundo contraste por las zancadillas que se propinaron ente sí los candidatos de la derecha, y el respetuoso debate de los representantes de la izquierda.
También, llamó la atención la falta de propuestas programáticas de los primeros cuando el país reclama cambios sustanciales, en comparación con la exposición de ideas concretas sobre el futuro de Chile, aun con diferencias entre ambos, de los segundos.
En medio del ambiente electoral y constituyente, la semana cierra con nuevos temores de autoridades, especialistas y ciudadanos por la omnipresente pandemia de Covid-19.
La causa fue la confirmación el jueves del primer caso en el país de la variante Delta del coronavirus, la más contagiosa, noticia que opacó los alentadores datos de los últimos días sobre menos contagios, enfermos activos y hospitalizaciones y una positividad a la baja.
Ello condujo de inmediato al anuncio de un reforzamiento de los controles en fronteras e influyó en la decisión del parlamento de aprobar ese mismo día, por mayoría, la prolongación del estado de excepción por tres meses más, solicitada por el Gobierno.
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