Por una parte, dirigentes de grupos sumados a la candidata Keiko Fujimori en las impugnaciones se concentraron en el llamado Campo de Marte, mientras la hija del exgobernante preso por diversos crímenes lo hizo en la cercana Plaza Bolognesi.
Los primeros hicieron una beligerante demostración contra las autoridades electorales, exigiendo se les entregue el padrón de electores para una revisión total de los comicios.
Los fujimoristas, por su parte, realizaron una vigilia en la que su líder trató de presentarse como serena y pacífica y, habiendo perdido la batalla abogadil para revertir el resultado del conteo oficial de votos, pidió una auditoría internacional del proceso.
Dijo que el lunes próximo visitará el palacio de gobierno para entregar una carta en la cual le pedirá que solicite una auditoría internacional del balotaje.
Añadió que su objetivo es encontrar ‘la verdad’ sobre sus sospechas de fraude en las mesas que imputa a los partidarios de Castillo y de la que no tiene pruebas, por lo que sus reclamos fueron rechazados por las cortes electorales.
Intentó desacreditar la revelación de grabaciones de audios en las que el encarcelado exasesor presidencial Vladimiro Montesinos da instrucciones a un interlocutor para que coordine el pago de sobornos a tres de los cuatro miembros del Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
Quien fuera brazo derecho del gobierno de mano dura de Alberto Fujimori (padre de Keiko) buscaba así que esa corte acepte los reclamos fujimoristas a fin de revertir a su favor el cómputo final.
Al no poder lograr su objetivo de convencer a los jueces con presiones diversas, Fujimori hizo rezar a los manifestantes en busca de ayuda divina, mientras la orquesta que animaba el mitin tocaba música religiosa, en lo que parecía una puesta en escena.
ale/mrs