Al mismo tiempo hay una alteración de la liberación de hormonas que regulan el equilibrio de agua y minerales, proceso que se complica al disminuir la irrigación sanguínea al riñón, afirman los especialistas citados por el sitio Naciónfarma.com.
‘El alcohol puede provocar un desequilibrio en el mecanismo de filtrado, pues inhibe la secreción de la hormona antidiurética encargada de reabsorber agua por parte del riñón’, subraya el texto.
Esto, sumado al efecto diurético del alcohol, acentúa el estado y el efecto de la deshidratación, causante de la bien conocida resaca, puntualiza la fuente basada en publicaciones científicas aparecidas en las revistas Health Essentials from Cleveland Clinic, Scielo y American Kidney Fund.
Alertan los autores que beberlo en grandes cantidades puede provocar un síndrome de necrosis tubular aguda, que puede derivar en insuficiencia renal crónica.
Existen ya evidencias que su consumo tiende a incidir en la urolitiasis (cálculos renales) e infecciones urinarias.
Los que abusan del alcohol no solo corren el riesgo de padecer de alcoholismo, sino también de pancreatitis, hepatitis alcohólica, cirrosis hepática, enfermedades inmunitarias, cardiovasculares, patologías del tracto gastrointestinal y severos daños neurológicos, según las investigaciones científicas.
oda/joe/gdc