Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefa en Etiopía
Tras 10 días de diálogo en Sudáfrica con la mediación del expresidente de Nigeria Olusegun Obasanjo, enviado especial de la Unión Africana (UA), el gobierno etíope y el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) anunciaron el cese de las hostilidades.
Además del alto el fuego, el pacto comprendió el reinicio de la ayuda humanitaria a la población de la jurisdicción y la sanación y reconciliación, como pilares para preservar la soberanía e integridad.
Con esos objetivos trazados, el año que pronto finalizará marcó el inicio de consultas populares con vista a un diálogo nacional en 2024 para identificar las causas del conflicto y evitar discrepancias en el futuro.
De manera paralela, se desarrollaron las Opciones de Política Transicional con más de 50 debates en todas las regiones del país para recoger aportes y tener opciones con vista al documento final que se espera contribuya a la paz, la reconciliación y la justicia sostenibles.
En el marco de esa iniciativa, serán tratados también los cargos penales contra líderes civiles y militares del TPLF por delitos cometidos durante el conflicto armado con el gobierno.
Para una mayor consolidación de lo que se denominó el Acuerdo de Paz de Pretoria, la Cámara de Representantes del Pueblo (parlamento), en sesión extraordinaria realizada el 22 de marzo, eliminó al Frente de la lista de terroristas, incluido desde mayo de 2021.
Ese mismo mes designaron la Administración Interina de la región de Tigray, la cual tiene la responsabilidad de establecer una dirección inclusiva y coordinar el órgano ejecutivo de manera que garantice la representación de todos los representantes políticos.
Todos esos pasos a favor de la paz y la estabilidad fueron reconocidos a nivel regional e internacional, y fue así que lo expresó el presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, cuando dijo que era una experiencia a aplicar en el continente para la resolución de conflictos internos.
“Etiopía conoce el precio de la guerra y la paz, y posee la sabiduría y experiencias colectivas para reconstruir mejor y más fuerte”, afirmó en abril pasado para reconocer a las personas e instituciones que participaron en el acuerdo de paz.
A juicio de Mahamat, «son estas cualidades las que cimentan las credenciales de Addis Abeba como líder en nuestra Unión», al tiempo que reconoció queda mucho por hacer en el proceso de diálogo político, la justicia transicional, el desarme, la desmovilización y la reintegración de los excombatientes.
Obasanjo, en calidad de Alto Representante de la UA para el Cuerno de África, también reconoció la valentía de la dirección del TPLF en la implementación de ese acuerdo.
“Desde el despliegue del mecanismo de Monitoreo, Verificación y Cumplimiento para comprobar la implementación del acuerdo de cese de hostilidades, continuamos registrando avances positivos en el campo, gracias a la voluntad de las partes y la población en general”.
Otra parte fundamental de lo acordado en Sudáfrica fue el desarme y la reinserción social de más de 371 mil 900 exmiembros de grupos armados en 16 campos ubicados en ocho regiones del país, un proceso que actualmente continúa.
Según la Comisión Nacional de Rehabilitación, el proceso de desmovilización de ciudadanos que alguna vez fueron reclutados para la guerra seguirá procedimientos estrictos, así como la capacitación en habilidades.
AMHARA, TRAS CRISIS DE SEGURIDAD
Todo parecía marchar bien con la implementación del acuerdo de paz en Etiopía cuando el Consejo de Ministros declaró el 4 de agosto el estado de emergencia en la región norteña de Amhara para controlar el conflicto armado entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados pertenecientes a las milicias FANO.
En ese momento, el Ejecutivo hizo un llamado reiterado a FANO para seguir el camino hacia mecanismos legales y pacíficos, al tiempo que las calificó como una amenaza para las actividades políticas, sociales y económicas de la región.
Con las medidas aplicadas en correspondencia al estado de excepción vigente por seis meses, en octubre pudo modificarse el toque de queda impuesto, sumado al restablecimiento paulatino de los servicios y de las funciones de las instituciones estatales y privadas en esa localidad.
Las principales ciudades (Bahir Dar, Debre Markos, Debre Birhan, Lalibela Gondar y Shewarobit) restauraron las condiciones pacíficas, y siete días después de declarada la medida fueron recuperadas, aunque persiste hasta el momento la restricción para la circulación de vehículos.
Según fuentes oficiales, la mayor parte de la población en Amhara se mueve pacíficamente y los sectores de servicios gubernamentales, las empresas privadas y las de desarrollo continúan sus labores.
ECONOMÍA Y POLÍTICA EXTERIOR
La estabilidad presente durante el año posibilitó que inversores extranjeros exploraran las oportunidades de negocios en los diferentes renglones económicos de Etiopía y, en materia de política exterior, restablecer las relaciones diplomáticas con importantes socios como la Unión Europea (UE).
En octubre pasado, durante una visita de cortesía al viceprimer ministro y titular de Asuntos Exteriores Demeke Mekonnen, la enviada especial de la UE para el Cuerno de África, Annette Weber, expresó que ambas partes sentaron nuevas bases con miras a la normalización de las relaciones.
Weber fue más allá al manifestar el apoyo de esa comunidad política europea a los acontecimientos en curso en el país africano, mientras elogiaba los productivos compromisos con el gobierno de Addis Abeba en los últimos años, que contribuyeron a la normalización de los nexos diplomáticos.
En esa misma línea se pronunció la comisaria de Asociaciones Internacionales de la UE, Jutta Urpilainen, quien también respaldó las iniciativas de reforma a nivel nacional y las prioridades de desarrollo en Etiopía.
Durante una reunión en ese mismo mes con la ministra de Planificación y Desarrollo etíope, Fitsum Aseffa, Urpilainen expresó que el bloque regional trabajará en cooperación con Addis Abeba en acciones sobre cambio climático, agricultura, conservación de la biodiversidad y en el legado verde.
La protección ambiental, avance en las energías renovables y de recursos humanos, salud, buena gobernanza, consolidación de la paz y desarrollo de la democracia también forman parte de esa colaboración.
El 2023 trajo consigo además la aceptación de la membresía de Etiopía en el Grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que entrará en vigencia a partir del 1 de enero de 2024.
Junto con Addis Abeba, serán incorporados Argentina, Egipto, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, confirmó el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, durante la 15 Cumbre del Brics celebrada en agosto pasado.
Otro resultado importante desde el punto de vista económico resultó la celebración del foro Invest Ethiopia 2023 (Invertir en Etiopía) en abril, cuyo resultado fue la firma de acuerdos con 20 inversores extranjeros de India, China, Kenya y otros países por un valor de más de mil 600 millones de dólares.
Alrededor de 600 nuevos inversionistas extranjeros directos, empresarios y legisladores conocieron de las oportunidades de negocios más prometedoras con enfoque en sectores como fabricación, agricultura, energía, informática y telecomunicaciones, salud, transporte y logística, turismo y otros renglones emergentes.
Por otra parte, el 2023 fue un periodo de fortalecimiento de las relaciones entre Etiopía y Rusia con la rúbrica de importantes acuerdos al margen de la II Cumbre Rusia-África, realizada en julio pasado en San Petersburgo.
De igual modo, resultó escuchada la voz etíope durante la Cumbre del G77 y China realizada en La Habana, en septiembre, ocasión en la cual Mekonnen fue recibido por el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, para estrechar más los lazos históricos que unen a ambos pueblos.
Etiopía cierra un año de intenso trabajo, pero el 2024 impone seguir consolidando la paz, solucionar los conflictos internos aún pendientes, realizar con éxito el diálogo nacional y, sobre todo, llegar a ser el país que los etíopes necesitan.
arb/nmr
