Por Karina Marrón González
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Angola
Un país que por casi tres décadas consecutivas vivió la triste realidad de un conflicto armado, aprendió lecciones útiles que, según el presidente João Lourenço, le permitieron emprender el camino de la reconciliación y dedicarse a las tareas del progreso y del desarrollo.
Son esas credenciales las que presenta esta nación en su accionar en la arena internacional, en especial en el continente africano, donde preside la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC).
A ello se suma la vicepresidencia del Consejo Mundial de la Paz para la región africana y que el mandatario angoleño recibió el pasado año el título de Campeón de la Paz y la Reconciliación de la Unión Africana (UA), todo lo cual marca una intensa actividad en torno al tema.
La paz es condición indispensable para el desarrollo y la integración del continente, subrayó Lourenço durante la inauguración de la Bienal de Luanda, que transcurrió del 22 al 24 de noviembre con la participación de casi 800 africanos, incluidos jefes de Estado y personalidades.
Entonces remarcó que se precisa una apuesta seria, firme y coherente en la educación de las personas, y fundamentalmente en los jóvenes, sobre su defensa y preservación, como premisas para un futuro mejor.
El jefe de Estado consideró que los países africanos tienen el desafío de buscar otros paradigmas y valorar el colectivo, elevar el respeto por las diferencias y apreciar la diversidad, para construir sociedades cada vez más inmunes a la violencia.
UNA REGIÓN NECESITADA DE PAZ
Pero mientras la reflexión y educación son apuestas a largo plazo, al continente le urgen acciones que paren las armas en diferentes puntos como Sudán, la región del Sahel y la República Democrática del Congo (RDC), siendo este último el conflicto al que Angola ha brindado mayor prioridad.
El tema estuvo este año numerosas veces sobre la mesa, pues la capital angoleña acogió reuniones dedicadas a la concertación al respecto.
Entre ellas estuvo un foro con representantes de los países miembros de la Comunidad de África Oriental, la Comunidad Económica de los Estados de África Central, la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos y la SADC.
El encuentro tuvo el apoyo de la UA y el testimonio de funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y abordó la puesta en marcha de un plan director conjunto y consolidado, con la visión de las cuatro organizaciones sobre los caminos para la paz en la RDC, para armonizar todas las iniciativas.
Igualmente estuvo presente en las conversaciones de la Cuadragésima tercera Cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la SADC, realizada en agosto, y donde Angola asumió su presidencia rotatoria.
El presidente João Lourenço afirmó que su país trabajará por la paz y el desenvolvimiento económico y subrayó que la región debe permanecer unida en su voluntad de garantizar un entorno de seguridad y estabilidad, fundamentales para avanzar económicamente y profundizar la integración.
La cimera aprobó el despliegue de una misión militar en la RDC, sobre la cual una cumbre extraordinaria, realizada a inicios de noviembre también en Luanda, decidió aspectos estratégicos para su entrada en acción en diciembre y enfrentar la agudización del conflicto con fuerzas rebeldes.
A los países miembros de la entidad preocupa el deterioro de la situación humanitaria en el este de ese país, así como los ataques y la ocupación de territorio por el Movimiento 23 de marzo (M23), en clara violación del alto el fuego.
De tal manera, se pronunciaron sobre la necesidad de que la SADC encabece los esfuerzos de movilización de recursos para facilitar la paz y la seguridad en la región, los cuales incluyen la reactivación de los debates para establecer y poner en funcionamiento el Fondo de Paz y comprometer a los socios cooperantes internacionales.
Otros aspectos abordados incluyeron las elecciones en Zimbabwe y en el Reino de Eswatini, en agosto y septiembre, respectivamente, y también acordaron el envío de una misión de observación a los comicios en Madagascar (noviembre) y a la RDC (diciembre).
Angola también presentó en la ONU la preocupación sobre la seguridad en África, tanto en el discurso ante la Asamblea General, como en el encuentro en septiembre entre el presidente Lourenço y el secretario general, António Guterres, además de en las diferentes intervenciones de su representante permanente.
Ese esfuerzo y liderazgo fue reconocido por la coordinadora residente de la ONU en Luanda, Zahira Virani; así como por otras personalidades, como el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat.
También el director general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Xing Qu, ambos participantes en la Bienal de Luanda, espacio que consideraron como relevante.
PALESTRA INTERNACIONAL DE REFLEXIÓN
Además de escenario de concertación de organismos de la región, Angola se convirtió este año en epicentro de reflexión y encuentro.
La Asamblea general 147 de la Unión Interparlamentaria (UIP), con alrededor de mil 300 participantes, dedicó sus jornadas (del 23 al 27 de octubre) a debatir sobre la acción parlamentaria por la paz, la justicia y las instituciones fuertes.
En un contexto mundial de guerras con efectos nefastos, “la paz es el único camino”, afirmó durante el evento la presidenta de la Asamblea Nacional, Carolina Cerqueira, quien exhortó a alzar una voz común para garantizar la seguridad y reafirmar el compromiso con la justicia.
En tiempos de crisis, los sabios construyen puentes de amistad, solidaridad, cohesión e inclusión, para hacer frente a los muros de odio, intolerancia y egoísmo, dijo, y subrayó que nunca antes fue tan necesaria la solidaridad.
En la cita ‒donde no se aprobó un punto de urgencia sobre el conflicto en Gaza, debido a tecnicismos sobre la cantidad de votos necesarios para ello‒ los participantes destacaron el ejemplo de Angola para superar contradicciones y establecer convivencia pacífica, así como su contribución a solucionar conflictos en la Región de los Grandes Lagos.
La tercera edición del Foro Panafricano de Cultura de Paz y No Violencia, conocido como Bienal de Luanda, fue otro escenario importante sobre el tema, donde se reafirmó el compromiso de contribuir a silenciar las armas en el continente.
LA PAZ TIERRA ADENTRO
Mas, si resulta cierto que en este país abrazaron el camino del entendimiento, tampoco construir la paz resulta tan sencillo. Del mismo modo que aún continúan las labores de desminado en el territorio nacional, así quedan todavía muchas heridas por sanar.
En ese camino, la Comisión para la Implementación del Plan de Reconciliación en Memoria de las Víctimas de Conflictos Políticos de Angola (Civicop) trabaja hoy en la búsqueda e identificación de personas que murieron durante la guerra. Sometida a fuertes críticas de la oposición de un lado, y llamados a integrarse a ella por otro, la realidad es que la devolución de los restos mortales a sus familiares contribuye a cerrar un capítulo doloroso de la historia nacional.
El gobierno angoleño lo entiende y concede gran prioridad, pues aunque urge diversificar la economía para no depender del petróleo, invertir en infraestructura, educación y salud, resolver problemas sociales como la desigualdad, la pobreza y la violencia familiar; además de mejorar en la administración y transparencia, preservar la paz resulta imprescindible.
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