Al hablar en el estadio Thohoyandou, de la norteña provincia de Limpopo, el mandatario sudafricano puso de relieve como la reconciliación no es un acto de olvidar o ignorar las heridas del pasado, sino más bien, “es un esfuerzo valiente e intencional para confrontar nuestra historia”.
Asimismo, prosiguió, es un proceso para aprender de ella y construir puentes de comprensión a través de los abismos de los malentendidos y la desconfianza.
Es, también, agregó, un compromiso para crear una sociedad donde todos sean valorados, donde se celebre la diversidad y las cicatrices del pasado se transformen en peldaños hacia un futuro más brillante y compasivo.
En la ocasión, Ramaphosa recordó como algunas de las democracias más antiguas del mundo todavía lidian con tensiones raciales y étnicas entre sus pueblos.
En ese contexto, acotó, Sudáfrica, con solo 30 años de ese sistema de gobierno, a pesar de sus numerosos desafíos, no se ha hundido en el pantano de intolerancia, racismo y tribalismo que prevalece en muchas otras sociedades.
De esa manera, para avanzar en ese empeño debe ser fundamental un esfuerzo concertado para poner fin a la pobreza y el desempleo y reducir significativamente la desigualdad.
Teniendo en cuenta esos factores, añadió, desde el advenimiento de la democracia hemos trabajado para mejorar la posición económica de aquellos sudafricanos a quienes se les negaron oportunidades bajo el apartheid.
Es por eso, recordó, que, entre otras acciones afirmativas, hemos emprendido una redistribución masiva de recursos hacia los sudafricanos principalmente negros mediante la provisión de servicios básicos, viviendas subsidiadas, mejor educación y atención médica y subvenciones sociales, destacó Ramaphosa.
Sin embargo, acotó, el legado de nuestro pasado dividido continúa manifestándose en las enormes divisiones entre ricos y pobres, entre blancos y negros, entre hombres y mujeres, entre zonas urbanas y rurales.
Así, la desigualdad es el mayor desafío para una reconciliación significativa y duradera en nuestro país.
En consecuencia, enfatizó el Presidente, debemos enfrentar las verdades incómodas, aprender de ellas y trabajar juntos para crear una sociedad donde todos puedan prosperar, independientemente de su origen o identidad.
En su intervención, el presidente le dedicó un aparte a la situación en el Medio Oriente, respecto al cual aseguró que “el conflicto entre Israel y Hamas y la devastación que se está causando en la Franja de Gaza son un recordatorio del trágico desenlace cuando se dejan que viejas heridas sigan pudriéndose”.
La desposesión, la ocupación por parte de Israel y la discriminación dirigidas contra el pueblo palestino han durado más de 75 años, recordó.
En ese punto, Ramaphosa destacó como Sudáfrica siempre ha sostenido que la única solución a ese conflicto es una paz justa y duradera, y que ambas partes se unan y se reconcilien.
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