Evidencia de ello fue la elección de la presidencia de la convención, liderada por la reconocida académica Elisa Loncón, con lo cual por primera vez en la historia de este país un representante del pueblo mapuche ocupa una responsabilidad de primera importancia.
Tras confirmarse su victoria, Loncón se dirigió en un breve discurso a los constituyentes, en mapudungún y español, en el cual aseguró que ‘esta convención transformará a Chile en un Chile plurinacional, en un Chile multicultural, que no atente contra los derechos de las mujeres, de las minorías, que cuide la madre tierra’, afirmó.
‘Este es un sueño de nuestros antepasados. Es posible refundar este Chile, establecer una nueva relación entre todas las naciones que conforman este país’, concluyó.
Como vicepresidente resultó en una reñida elección de tres vueltas, Jaime Bassa, abogado constitucionalista del izquierdista Frente Amplio, con 84 votos.
La jornada comenzó en un ambiente de fiesta y reivindicaciones en medio del cual miles de personas se volcaron a las calles de esta capital.
La mayoría acompañó a los constituyentes en una demostración de respaldo a la Convención, que por primera vez en la historia permitirá redactar una constitución de forma democrática.
Así se cumplió el objetivo de los convocantes de ‘rodear de pueblo’ las sesiones del cónclave, e insistir en que se plasmen en la nueva ley fundamental los principales reclamos para la transformación del modelo neoliberal acuñado por la Constitución de 1980 impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet.
No obstante, serios incidentes ocurridos en las cercanías de la sede de la Convención poco antes de la hora del comienzo de la sesión, obligaron a demorarla, por lo cual formalmente solo a las 13:00 hora local pudo instalarse este órgano.
Con ello cierra una etapa que se inició con la revuelta popular que estalló el 18 de octubre de 2019, en la cual millones de chilenos comenzaron a exigir cada vez con mayor insistencia un cambio constitucional.
Momento crucial fue el plebiscito del 25 de octubre de 2020 cuando casi el 80 por ciento de los electores se pronunció por una nueva ley fundamental y por la creación de una Convención Constitucional como vía para su redacción. Ello establecía que los encargados de esa labor fueran elegidos por voto popular, algo inédito en este país donde todas las constituciones fueron elaboradas y aprobadas por las cúpulas gobernantes.
Ahora la convención, que cuenta con paridad de género, mayoría de independientes y presencia de los pueblos originarios también por primera vez en la historia de Chile, inicia una nueva etapa de nueve meses prorrogables a otros tres, para redactar la constitución que deberán aprobar los chilenos en un plebiscito.
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