“Hay razones para estar preocupados y, por tanto, para estar alerta y en pie de combate. Las amenazas de un proyecto de restauración conservadora y colonial no han desaparecido (…)”, sostuvo en su mensaje por los 15 años de la Constitución que reconoce la igualdad de derechos entre las 36 naciones bolivianas.
Subrayó el peligro que representa la articulación de los sectores conservadores tradicionales con lo que denominó “una nueva derecha que, por ambiciones personales y electorales, están por debilitar los cimientos de nuestro Estado Plurinacional (…)”.
Indicó que estos sectores son funcionales a la estrategia con la cual el imperialismo quiere reconquistar el continente americano, y resultan una amenaza para el Estado boliviano.
Agregó que esa amenaza apunta contra la ampliación de la democracia, a los derechos individuales y colectivos efectivos, a la soberana política exterior y al exitoso modelo económico.
Recordó que el 22 de enero de 2006 se abrió para Bolivia un tiempo de transformación del viejo Estado colonial, republicano y neoliberal, a uno nuevo de inclusión de todos.
“(…) Volvemos la mirada a nuestra historia y miramos el hoy, porque es esencial conocer de dónde venimos para saber a dónde vamos”, aseveró.
Acotó que en estos tres lustros Bolivia, como un Estado Plurinacional, demostró al mundo que la diversidad es su mayor riqueza y fortaleza.
“Nos hemos rebelado contra la opresión y, actualmente, nos dirigimos al Bicentenario con la determinación de construir un futuro más luminoso para todas y todos”, enfatizó.
Al caracterizar el contexto internacional actual, señaló que durante el trienio de su Gobierno los problemas globales se multiplicaron.
“La crisis multidimensional del capitalismo no da muestras de resolverse pronto”, y en este lapso se profundizaron, como lo demuestra el conflicto de Rusia-Ucrania y la masacre de Israel contra el pueblo palestino, que amenaza con extender la conflictividad en esa zona.
Consideró que no es el mejor momento el que vive el mundo, sin embargo, fue claro en la afirmación de que en Bolivia no se aplican recetas neoliberales ni electoralistas fáciles.
“Nuestro Gobierno no reduce salarios, ni recorta la inversión pública, ni privatiza las empresas y los recursos naturales, ni levanta la subvención a los hidrocarburos”, enumeró.
En referencia a la política exterior, rechazó de plano un alineamiento subordinado a los mandatos imperiales.
Indicó que este es el camino más largo porque es el correcto, y dará crecimiento sostenible sin dependencia de importaciones “para bien de la patria y el pueblo”.
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